Camilla Parker-Bowles sufrió un calvario hasta que la reina Isabel II la aceptó como esposa del príncipe Carlos - Revista Para Ti
 

Camilla Parker-Bowles sufrió un calvario hasta que la reina Isabel II la aceptó como esposa del príncipe Carlos

Camilla Parker Bowles estuvo siempre ligada a los Windsor y su historia de amor con el príncipe Carlos se originó cuando ambos eran muy jóvenes. Pero al estallar el escándalo cuando el entonces esposo de Lady Di sacó a la luz su affaire, la reina la vetó por años del palacio. Al enviudar Carlos, con el paso de los años, las asperezas se fueron limando y actualmente llevan adelante una buena relación. 
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Camilla Parker Bowles comenzó su relación con el príncipe Carlos de una manera que no resultaba para nada del agrado de su madre, la reina Isabel II. De hecho, fue antes de conocer a la propia Diana que el primero en la sucesión al trono la frecuentaba, mientras ella estaba casada y él sin ganas de unirse por apariencias con la jovencita de apellido Spencer.

Pero, mientras toda esta historia no formaba parte del ojo público, las apariencias podían más y Camilla era bien recibida en el palacio de Buckingham durante su matrimonio con su primer marido, el brigadier del ejército británico Andrew Parker Bowles. El militar había sido novio durante un tiempo de la princesa Ana y paje en la ceremonia de coronación de la reina Isabel II. Sus padres eran muy amigos de la Reina Madre, motivo por el que toda la familia estuvo presente en su boda con Camilla, en 1973.

Por esas ironías de la vida fue el príncipe Carlos quien apadrinó al primer hijo de los Parker Bowles, mientras que Andrew Parker Bowles es uno de los padrinos de bautismo de la hija de la princesa Ana, Zara Tindall.

Fotos: Internet

Pero, según la cadena BBC, la propia reina negaba la existencia de Camilla una vez conocido públicamente el affaire que tenía con su hijo. De hecho, en 1998 tanto la reina como su marido rechazaron asistir a la fiesta que el príncipe Carlos dio en Highgrove House para celebrar su cumpleaños número 50 años, ya que ella estaría presente.

Según el biógrafo Tom Bower quien escribió un libro sobre el príncipe Carlos (Rebel Prince) la mandataria se refería a ella como “esa mujer perversa”.

Ni siquiera al morir la princesa Diana, en 1997, la reina colaboró con la posibilidad de que la pareja formalizara su relación. Después del trágico suceso, el príncipe de Gales le pidió a su madre que diera la bienvenida a Camilla en la familia real. Pero ella desoyó su súplica y le dijo que jamás perdonaría su adulterio, ni a Camilla por no haberle permitido rehacer su matrimonio con Diana.

Recién en el año 2000 la reina se abrió por primera vez a la novia de su hijo: hasta ese año, la Iglesia anglicana no permitía que los divorciados -como Camilla Parker Bowles, divorciada de su primer marido en 1995- contrajeran un segundo matrimonio religioso, por lo que a la reina, jefa de esa iglesia, le preocupaba los problemas que una boda entre el heredero del trono y una divorciada podría causarle a la monarquía británica.

Pero al ser reformada esta norma, las cosas comenzaron a suavizarse. Un año después de que la pareja oficializara su relación en el Ritz de Londres, comenzó a asistir junta a distintos eventos benéficos, entonces la reina aceptó asistir a un evento por primera vez con Camilla Parker. Era el cumpleaños de Constantino de Grecia, donde suegra y nuera incluso compartieron mesa, informó la BBC.

Las segundas nupcias de Carlos y Camilla

Cinco años después, el príncipe Carlos y Camilla pasaban por capilla en Windsor. Si bien ni la reina ni el duque de Edimburgo asistieron a la ceremonia, poco después Isabel II empezó a mostrar su apoyo a la nueva esposa de su heredero. En 2007, por ejemplo, ambas protagonizaron su primer acto público conjunto, mientras que en 2012 la reina escogió a Camilla como su acompañante en la carroza real del desfile por su Jubileo de Diamante.

Asimismo, la duquesa de Cornualles (el título que ostenta Camilla) también ha sido condecorada por la monarca tanto con las insignias de la Orden de la Familia Real como con la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana, una de las mayores distinciones de la monarquía británica.

Empezaron con el pie izquiero, pero Isabel II tiene que agradecerle ser uno de los pocos miembros de la casa real que no le ha causado ningún dolor de cabeza en los últimos años.

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