Como en Cenicienta: la suegra y la cuñada de Grace Kelly le hicieron la vida imposible - Revista Para Ti
 

Como en Cenicienta: la suegra y la cuñada de Grace Kelly le hicieron la vida imposible

Desde antes de su boda con el príncipe Rainero -y por diferentes razones- Charlotte y Antoinette Grimaldi hicieron que la ex actriz viviera un infierno dentro del palacio.
News
News

"Mi suegra muestra hacia mí una actitud que no contribuye a distender el ambiente", declaró alguna Grace Kelly vez para manifestar cómo era su relación con la princesa, madre de Rainiero de Mónaco, que ostentaba el título de duquesa de Valentinois.

Esta historia del siglo pasado tiene algunos puntos en común con lo que sucede entre la princesa Charlène y sus cuñadas aunque, en el caso de la madre de Carolina y Estefanía, su relación con las mujeres Grimaldi de aquel entonces se asemeja más a la de Cenicienta.

Grace Kelly y Rainiero. Foto: IG

Grace Kelly, su suegra y su cuñada

Cuando Charlotte Grimaldi llegó al mundo no tenía derecho ni a ser princesa ni ha ostentar el apellido de los herederos del principado. Era hija ilegítima del príncipe Luis II de Mónaco y una cantante de cabaret llamada Marie Juliette, por lo que no ascendió en la escala social. Posteriormente, se convirtió en "señora de Valentinois" al cumplir los 13, cuando su padre ya sospechaba que iba a ser la única descendencia que iba a tener en su vida.

A sus 20 años, su padre decidió adoptarla formalmente, transformarla de señora a duquesa y cederle, esta vez ya para siempre, el apellido Grimaldi. Corría el año 1919 y un año más tarde su recién estrenado padre oficial casó a la joven con un noble francés, Pierre de Polignac. El objetivo del príncipe de Mónaco era que los herederos que él no pudo engendrar los tuviera de forma legítima su hija secreta.

Charlotte en su juventud. Foto: IG
Charlotte Grimaldi junto a sus hijos. Foto: IG

Charlotte cumplió con su cometido: a pesar de vivir un matrimonio efímero (se rumorea que su marido era el amante de Marcel Proust) logró dar a luz a dos hijos antes de exigir el divorcio en 1933. Primero nació Antoinette y tiempo después lo hizo Rainiero. Tras la firma del divorcio ambos quedaron a cargo de su abuelo mientras que su padre fue declarado persona non grata en Mónaco y su madre decidía dejarlos atrás para vivir su vida en Francia.

La bellísima y sufrida Grace Kelly. Foto: IG

Charlotte hizo un último servicio al principado al renunciar a sus opciones al trono en beneficio de su hijo cuando este cumplió los 21. Fue lo último que hizo por él, el resto de su vida escogió dedicarla al trabajo social, la rehabilitación de presos, la villa francesa en la que se retiró y su amante René Girier, un afamado ladrón de joyas.

Los "servicios a la corona" de Antoinette Grimaldi fueron aún más dudosos. Su origen siempre estuvo en entredicho: su madre se casó embarazada y todo el mundo sospechaba que era de su amante y no de su prometido. El abandono de sus padres, que su madre cediera el trono a su hermano y que su abuelo no esperara nada de ella salvo una buena boda hicieron que desarrollara una personalidad peculiar que dejaba en evidencia cuánto ambicionaba el trono de La Roca. Intentó llegar hasta él por todos los medios a su alcance, aunque eso supusiera derrocar a su único hermano. Pero sus planes se fueron por la borda cuando Rainiero se casó inesperadamente con Grace Kelly.

Cuando a los 26 años Grace Kelly pagó dos millones de dólares de dote y se sometió a unas pruebas de fertilidad para poder casarse con Rainiero, inocentemente pensó que ya había pasado lo más difícil... pero se equivocaba. Para ella, el príncipe de Mónaco era el caballero de brillante armadura que la iba a rescatar de los romances infelices y la vida de cartón piedra de Hollywood, pero lo que se encontró en realidad fue el set de película más grande del mundo en el que estaba condenada a interpretar su papel día tras día mientras aguantaba entre bambalinas los ataques de una cuñada que envidiaba su puesto y una suegra que mostraba más interés por los perros de palacio que por sus propios hijos.

Los que pudieron ver las interacciones Grimaldi-Grace Kelly en aquella época afirman que llamar "frialdad" al trato que le dio a la mujer de su único hijo es quedarse corto. Basta como ejemplo que la madre de Rainiero jamás dejó una sola joya a su nuera, prefirió legarlas de forma íntegra y póstuma a su nieta, Carolina de Mónaco. Para ella, su mujer cometió el terrible error de llevarse bien con su ex marido, y eso era algo que no pudo perdonar.

La biógrafa Wendy Leigh, autora de True Grace (biografía de la princesa), afirma que en los meses previos y posteriores a su boda con Rainiero "Grace fue humillada y extremadamente infeliz" y que vivía rodeada de la decadencia y los peores contactos de Rainiero, entre los que se encontraba su propia familia. Quizá por eso no es extraño que cuando décadas más tarde coincidió con una jovencísima Diana de Gales de 19 años que le comentó lo sola que se sentía entre los Windsor, a lo que Grace Kelly le contestó sin pestañear: "No te preocupes querida, solo empeorará".

Te puede interesar:

Más información en parati.com.ar

   

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig