Sí, los "milagros deco" existen. Y un ejemplo es este departamento que pasó de ser un espacio oscuro, recortado y algo olvidado, a convertirse en un dos ambientes súper canchero, funcional y con mucha onda. Todo con cambios puntuales, presupuesto bajo y decisiones inteligentes.
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En detalle: la renovación de este departamento noventoso
Cuando lo encontraron, el departamento tenía todo lo que podrías imaginar de un flat entregado en los 90: molduras por todos lados, carpintería pesada, muebles sin alma y cero mantenimiento.
Pero en vez de tirarlo abajo y hacer todo de nuevo, eligieron ir por lo justo y necesario. ¿El resultado? Un hogar renovado, más amplio y perfecto para estadías cortas.

El primer gran cambio fue tirar la pared que separaba la cocina del lavadero. Eso ya generó otro aire.
También sacaron los marcos originales de la terraza y sumaron un cierre vidriado que no solo agrandó la sala y la cocina, sino que metió de lleno la vista de la ciudad en el interior del depto.
Las molduras y detalles de yeso del techo también volaron. En su lugar, dejaron a la vista las cañerías de cobre del sistema de incendios y parte de la estructura de hormigón. Ese mix de materiales reales terminó dándole mucha más personalidad al lugar.

Los armarios pesados salieron de escena y entraron estanterías metálicas ultrafinas. Algunas se pintaron de blanco para fundirse con las paredes y otras, de un color vino intenso que le suma contraste y presencia.
En la cocina, se reemplazó la vieja mesada por una de hormigón moldeado in situ (o sea, directamente ahí), con muebles nuevos de carpintería a medida.

Para no complicarse con obras eternas ni llenar de escombros, los pisos del baño y la terraza se pintaron con epoxi en tonos vibrantes como azul marino y verde claro. Una solución rápida, accesible y con impacto visual.

El centro del nuevo living es un mueble de MDF sin tratar, hecho con cortes CNC y ensamblado sin tornillos.
Tiene doble función: es sofá y también mesa auxiliar para la cocina. Todo pensado al detalle para que cada metro cuadrado cuente.

Con la estructura ya lista, se sumaron cuadros del archivo personal de la dueña, una iluminación cálida y algo de paisajismo junto a la ventana. Detalles que no cuestan tanto, pero que terminan de cerrar la sensación de hogar.
¿La moraleja? No hace falta tirar la casa abajo para renovar. A veces, con un par de decisiones bien tomadas, podés transformar por completo un espacio y hacerlo mucho más funcional, lindo y tuyo.

Ficha técnica
Ubicación: Brasil
Arquitectos: Vela Oficina
Área: 50 m2
Fotos: Camila Alba
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