Controlar la humedad es clave para que tu casa se sienta confortable y sana, especialmente en invierno.
Pero no se trata solo de manchas en las paredes y el techo o ropa con olor a encierro: un exceso de humedad empobrece el aire que respiramos y favorece la aparición de moho, bacterias y ácaros. Todo esto puede desencadenar alergias, bronquitis y otras enfermedades respiratorias.
Humedad y salud: una relación más directa de lo que pensás
Aunque no la veamos, la humedad está siempre en el aire. Es, técnicamente, la cantidad de vapor de agua presente en el ambiente. Y cuando supera ciertos niveles, puede volverse un problema.
Según un estudio de Environmental Health Perspectives, lo ideal es que la humedad en interiores se mantenga entre el 40% y el 60%. Este rango reduce la propagación de virus, la aparición de hongos y el crecimiento de colonias de ácaros. Cuando sube del 80%, los riesgos se multiplican.
Federico García Zúñiga, consultor técnico de Andima (Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes), explica que mantener la humedad relativa del aire en ese rango ideal no solo previene problemas estructurales, sino que “mejora la calidad del aire interior y evita enfermedades”.

En épocas frías y lluviosas, si no ventilamos bien, aparece la temida condensación en vidrios y paredes, que trae moho y mucho malestar. Por eso, según García Zúñiga, una buena aislación térmica puede ser una aliada clave para mejorar el confort y la salud dentro del hogar.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud también se metió en el tema: en su guía sobre calidad del aire interior, concluye que vivir en ambientes con alta humedad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias. Así de claro.

Techos, paredes y pisos: la envolvente lo es todo
¿Dónde se instala la humedad? En todos lados, pero especialmente en construcciones mal aisladas. Techos, paredes y pisos son la interfaz directa entre el interior y el exterior: si esa "tercera piel" no está bien protegida, el frío, la humedad y el moho encuentran vía libre para entrar.
Desde Andima remarcan que la clave está en una estrategia pasiva, es decir, que no consuma energía. Dentro de esas estrategias, la aislación térmica eficiente juega un rol central. “Los niveles inadecuados de humedad en los edificios se consideran una causa común de fallas en los mismos, incluyendo problemas de salud para sus ocupantes”, afirman desde el Centro para la Humedad en los Edificios del Reino Unido (UKCMB).
Los materiales que cumplen esta función de barrera son tres: lana de vidrio, poliestireno expandido y poliuretano. Cada uno tiene características distintas, pero todos colaboran para mantener una temperatura estable adentro y proteger del ingreso de humedad desde afuera.

Cómo combatir la humedad con aislación térmica
Una buena aislación no solo previene filtraciones y condensaciones. También permite que la temperatura interior se mantenga entre los 21° y 23° todo el año, sin necesidad de calefaccionar o enfriar de más. ¿El resultado? Ambientes más confortables, menos saltos térmicos y un mayor bienestar físico y mental.
En definitiva, una casa con buena aislación no solo se ve bien: se siente mejor. Aleja tres de los grandes males del confort interior –temperaturas extremas, humedad y condensación– y ayuda a que el hogar sea, realmente, un refugio.

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