Es una de las especies más decorativas y exquisitas por excelencia, y los beneficios a la hora de incorporarla en casa son múltiples. No requiere de cuidados muy exigentes y se puede reproducir fácilmente mediante esquejes. En esta nota, te contamos cómo. ¡Manos a la obra!.
En ramos coloridos en el interior del hogar o luciéndose en espacios exteriores, la lavanda es una de las plantas más elegidas para decorar la casa durante todo el año. Y es que además de indiscutible belleza, cuenta con poderes únicos: modifica cualquier ambiente, ahuyenta a los mosquitos en verano, aromatiza, favorece el sueño y la concentración, y atrae mariposas, colibríes y abejas.
¿Y qué mejor que aprender algunos trucos simples para cultivarla a partir de esquejes?. Aquí te enseñamos cómo.
Primero que nada, conviene elegir una planta de lavanda bien saludable, florida y frondosa para luego obtener un esqueje de ella.
Elegí un tallo sin brotes y saludable de 7 a 10 cm aproximadamente -desde la parte inferior-. Retirá las hojas de la mitad inferior y cortá una pequeña parte.
Plantá los esquejes en una maceta, contenedor o directamente en el jardín, dejando solamente las hojas por fuera. Siempre asegurate de que el suelo sea rico en nutrientes y cuente con un buen drenaje.
Colocá la maceta en una zona soleada y regá los recortes regularmente. Una vez a la semana, se recomienda abonarlos con un fertilizante orgánico para flores.
Continuá monitoreando tus recortes de lavanda asegurándote de que el suelo esté siempre húmedo pero nunca encharcado.
En 2 meses o menos, tus esquejes deberían convertirse en bellísimas flores de lavanda.