El Dr. Ricardo Mastai (M.N.: 56.066), Jefe del Servicio de Hepatología del Hospital Alemán explica en esta nota todo lo que debemos saber acerca de las hepatitis, las razones de su aparición y cómo prevenirse.
La OMS calcula que hay alrededor de 500 millones de personas en el mundo con hepatitis, 1 de cada 12 personas, y justamente, el mayor problema es que al ser una enfermedad asintomática, la gente no lo sabe. Por este motivo hay que poner el foco en aumentar la visibilidad del problema.
Las enfermedades hepáticas son un grupo de alteraciones que se producen en las funciones del hígado, ya sea en la producción de bilis, en la síntesis de factores que actúan en la coagulación, etc. generando ya sea un daño agudo y/o un daño crónico. Este daño, a su vez, puede ser congénito (desde el nacimiento) o ser adquirido (sobre un hígado previamente sano).
Teniendo en cuenta las múltiples funciones que realiza el hígado, este órgano puede ser atacado a menudo por diferentes factores: virales, sustancias tóxicas, medicamentosas, sin importar el sexo o la edad o la condición social.
Sin embargo, debemos destacar que el hígado es un órgano muy noble, que puede seguir trabajando a pesar de estar muy dañado, porque en general, en un comienzo, produce pocos síntomas, y por eso muchas personas con problemas hepáticos pueden no ser conscientes de padecer esta enfermedad. Las causas son muy diversas; las más importantes son:
1. Metabólicas.
2. Infecciosas (daño por virus, bacterias, parásitos).
3. Depósito de sustancias toxicas (exceso de cobre, hierro, grasa).
4. Daño hepático directo (alcohol, fármacos).
5. Formación de tumores (benignos, malignos).
El 50% del contagio se produce por vía transfusional, es decir, pacientes que han sufrido transfusiones, sobre todo antes de los años 90, que es el período en el que comienza a detectarse la hepatitis C.
Cualquier persona que haya sido transfundida antes de ese período debería realizarse obligatoriamente un test de hepatitis C.
El contagio se produce a través de las vías sexual y sanguínea, por ejemplo, compartiendo agujas en la inyección de drogas endovenosas, o a través de herramientas para realizar tatuajes o piercings que no hayan sido higienizadas correctamente.
Es por ello que habitualmente se pone el foco de la prevención en la población adolescente, sobre todo en los comienzos de su vida sexual.
El problema de la hepatitis B y en mayor grado la C es que evolucionan hacia la cronicidad.
Éstas se transforman en la principal causa de trasplante en el mundo, y la principal causa de desarrollo de hepatocarcinomas, carcinoma hepatocelular (el tumor más frecuente primario del hígado).
También, existe un número importante de fármacos que pueden producir una hepatitis medicamentosa. Los analgésicos, fármacos para el dolor, y los antipiréticos, y en especial el paracetamol, para la fiebre, son una causa frecuente de inflamación del hígado. Estos medicamentos pueden causar daño en dosis similares a la dosis terapéutica recomendada. Sin embargo, las personas que ya tienen una enfermedad hepática preestablecida son las que están más propensas a presentar una hepatitis tóxica. El único tratamiento específico para la mayoría de los casos es la suspensión del fármaco, desapareciendo la hepatitis medicamentosa en días o semanas después. En forma excepcional, puede ser responsable de una insuficiencia hepática aguda grave.
Existen algunos factores que se pueden evitar para cuidar al hígado: