La fiebre tifoidea, también llamada fiebre entérica, es una infección bacteriana grave causada por la bacteria Salmonella enterica serotipo Typhi. Se transmite principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados y, en menor medida, por el contacto directo con personas infectadas.
Aunque es poco frecuente en países con acceso a agua potable y buen saneamiento, recientemente se confirmaron 10 casos en Buenos Aires, lo que pone en alerta a las autoridades sanitarias y refuerza la importancia de su prevención y detección temprana.
¿Cómo se contagia?
La bacteria se encuentra en las heces y la orina de personas infectadas. Si alguien no se lava las manos correctamente después de ir al baño, puede transmitirla al manipular alimentos o tocar objetos de uso común.
También puede contagiarse al beber agua no tratada, consumir frutas o verduras crudas mal lavadas o tomar jugos o leche sin pasteurizar. En zonas con brotes, es clave evitar el hielo, las ensaladas y los productos de venta callejera.
Síntomas de la fiebre tifoidea
Los síntomas suelen aparecer entre 1 y 3 semanas después de la exposición a la bacteria. Pueden incluir:
- Fiebre alta persistente (hasta 40 °C)
- Dolor de cabeza
- Dolor abdominal o distensión
- Diarrea o estreñimiento
- Cansancio extremo
- Dolores musculares
- Sarpullido
- Pérdida del apetito
- Tos seca
- En casos graves, puede haber confusión, delirio o septicemia, una infección generalizada que pone en riesgo la vida.
¿Cómo se diagnostica y trata?
El diagnóstico se realiza mediante un análisis de sangre o materia fecal. El tratamiento incluye antibióticos específicos para eliminar la bacteria. Con tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes mejora en una semana.
Sin embargo, si no se trata, la enfermedad puede derivar en complicaciones intestinales graves, como perforaciones o infecciones generalizadas que requieren atención médica urgente.
Prevención: cómo evitar el contagio
Según la Clínica Mayo, estas son las principales recomendaciones para prevenir la fiebre tifoidea:
- Lavarse las manos frecuentemente con agua caliente y jabón
- Beber solo agua embotellada o hervida, sin hielo
- Evitar frutas o verduras crudas que no puedan pelarse
- Preferir alimentos recién cocidos y calientes
- Evitar leche o jugos sin pasteurizar
- Llevar siempre alcohol en gel si no hay agua y jabón disponibles
En algunos casos, sobre todo si se viaja a zonas endémicas como África o Asia del Sur, existen vacunas preventivas, aunque no protegen en el 100 % de los casos.
¿Cuándo consultar al médico?
Si presentás fiebre persistente, dolor abdominal o síntomas gastrointestinales después de un viaje o contacto con personas enfermas, consultá de inmediato con un profesional de salud. Si el diagnóstico es temprano, el tratamiento puede evitar complicaciones.
También es fundamental consultar si estuviste en contacto cercano con alguien diagnosticado con fiebre tifoidea, para evaluar riesgos y tomar medidas preventivas.
Aunque la fiebre tifoidea no es común en países con sistemas de agua y saneamiento avanzados, los brotes pueden ocurrir si se rompe la cadena de higiene o si hay portadores crónicos no diagnosticados. Por eso, la detección, el tratamiento temprano y la conciencia sobre la higiene son clave.
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:
datos:
