Para esos días en donde nuestro foco de productividad no se encuentra muy elevado ni nos encontramos tan inspiradas, o en momentos en donde estamos a full con demasiadas tareas, existen pequeñas actividades que podemos tener con nosotras mismas que marcan la diferencia. Por eso, te proponemos mini rutinas que podés incorporar en tu rutina para sentirte mejor.
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Incorporar pequeñas prácticas y transformarlas en hábitos de nuestra rutina puede a ayudarte a transitar momentos estresantes con una mayor serenidad y armonía; cuidarte no siempre es sinónimo de ejercer grandes esfuerzos. A veces, como dice la frase, menos es más.
Hacer la cama
Aunque parezca una obviedad, hacer la cama apenas nos levantamos es un hábito fundamental para aumentar nuestro bienestar. Al despertarnos, nuestro cerebro está en un espacio de relajación y fácil de programar: arreglar la cama vendría a ocupar el primer logro del día brindándole al cerebro un sentido de productividad y motivación para próximas actividades.
Además, un entorno ordenado contribuye al desenvolvimiento de una mente en armonía, reduciendo la ansiedad y el estrés. Este mismo factor aplica para el momento de irse a acostar: está comprobado que dormir en una cama ordenada y limpia mejorar la calidad del sueño.
Mantenerse hidratada
Tomar agua durante distintos momentos del día no sólo mejora el nivel de energía sino que mejora la circulación y activa el metabolismo, siendo fundamental incorporar este hábito principalmente al despertarse.
Sin embargo, mantener la hidratación a lo largo del día contribuye a que nuestros órganos funcionen correctamente, eliminar desechos y toxinas, mejorar la digestión y la salud de la piel. Para no perder la constancia, te recomendamos conseguir una botella de 1 litro que te acompañe a lo largo de tu día.
Incorporar microentrenamientos
Es indispensable aprovechar algún espacio de inactividad durante el día para incorporar breves lapsos de ejercicio: sesiones de entre 5 a 15 minutos que combinen ejercicios de cardio y fuerza, permitiendo que todos los músculos de tu cuerpo se ejerciten.
Se trata de una estrategia eficaz para mejorar la salud física y mental, especialmente en momentos en donde no tenemos un rango horario tan prolongado para extendernos, pero que no quita la productividad y energía invertida.
No sólo ayuda a nuestra salud cardiovascular, sino que también acelera nuestro metabolismo, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora nuestro estado de ánimo.
Leer entre 5 y 10 páginas de algún libro
Incorporar una lectura diariamente de algún libro de interés, incluso por algunos minutos, genera múltiples beneficios. Al igual que lo que sucede en el cerebro al arreglar la cama, leer un libro ayuda a reducir la hormona del estrés y la ansiedad, promoviendo el estado de tranquilidad y armonía.
Con tan sólo leer entre 5 a 15 páginas podremos ver diferentes ventajas para el desarrollo de nuestro cerebro: no sólo fomenta una mejora gramatical y una amplitud de conocimientos, sino que refuerza la concentración en un eje o tópico específico y estimula nuestra imaginación.
Hacer journaling
Escribir todos los días en un diario personal (ya sea en un cuaderno o vía digital) acerca de nuestras inquietudes, agradecimientos, deseos o cualquier otro tipo de emoción presente, no sólo aporta a un bienestar emocional y mental sino también personal y social.
Al igual que con la lectura, escribir aporta a un mayor desenvolvimiento creativo: uno expresa cualquier tipo de idea o reflexión y a raíz de ello puede elegir diferentes caminos para desarrollarlo. Sumando que este momento personal con nosotros mismos ayuda a entender cómo nos podemos relacionar posteriormente con nuestro entorno, decisiones para tomar, complejos por trabajar y metas por cumplir.
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