Cualquier artefacto que utilice material combustible puede producir monóxido de carbono, un gas imposible de percibir que afecta los órganos vitales. Los especialistas brindan algunos consejos para prevenir su inhalación y pautas de alerta para acudir a un centro médico si fuera necesario.
Con la llegada de las bajas temperaturas, las intoxicaciones con monóxido de carbono son más frecuentes debido al aumento del uso de todo tipo de calefactores y artefactos para prevenir el frío. Adicionalmente, en esta época del año, suelen cerrarse las puertas y ventanas impidiendo la llegada de aire fresco y la salida de gases tóxicos que se acumulan en el hogar.
Por lo tanto, se hace imprescindible prestar atención a posibles síntomas y tomar medidas de precaución que eviten la exposición a este gas.
El monóxido de carbono es un gas tóxico que ingresa al organismo a través de los pulmones, se acumula en el torrente sanguíneo y ocupa el lugar del oxígeno, reduciendo la capacidad de que las células puedan utilizar el oxígeno que les llega, afectando principalmente al cerebro y corazón.
En Argentina, según la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica de las intoxicaciones por monóxido de carbono, cada año mueren aproximadamente 200 personas como consecuencia de las intoxicaciones por monóxido de carbono (CO), y se estima que ocurren 40000 casos clínicos siendo la mayoría de ellos prevenibles y evitables.
"Cualquier artefacto que utilice material combustible como gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera y plásticos puede producir monóxido de carbono cuando se quema en forma incompleta en un ambiente con una concentración de oxígeno escasa e inadecuada ventilación. En el hogar, la presencia de calefones, termotanques, calderas, estufas, braseros, salamandras, cocinas, anafes, calentadores, parrillas a leña o carbón y hornos a gas o leña, son los principales generadores de monóxido de carbono", explica la Dra. Barbara Manson.
El monóxido de carbono es un gas imposible de percibir, ya que no tiene color, olor, sabor y tampoco irrita las mucosas. De esta forma, una vez inhalado, se debe estar atento a los síntomas, ya que pueden ser percibidos como otra enfermedad.
"Los síntomas pueden aparecer por la exposición o la intoxicación e incluyen dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, visión borrosa y dolor de pecho. Igualmente, en casos más graves pueden aparecer convulsiones y pérdida del conocimiento. Por lo general suelen ser más vulnerables los niños y niñas, personas gestantes, adultos mayores, fumadores y pacientes con enfermedades cardiovasculares y respiratorias", agrega la especialista.
Prestar atención ante cualquier síntoma y posible señal de prevención puede salvar vidas. Si se sospecha de una intoxicación se debe acudir de emergencia al hospital o centro médico más cercano. Concientizar y promover los cuidados es tarea de todos.
Fuente: Dra. Barbara Manson (MP 5817) de Boreal Salud.
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