Angie Landaburu es modelo, influencer "y una hormiguita viajera incansable", según sus amigos y ella se ríe porque admite que un poco de razón tienen. Vive en Miami -junto a su marido Tomás Eurnekian- pero pasa gran parte del tiempo viajando por Europa, Latinoamérica y se instala siempre 3 meses en la Argentina -y Uruguay- para dedicarse a trabajar para empresas locales.
-¿Cómo comenzó tu carrera de influencer?
- Fue algo que surgió un poco de casualidad porque yo, a los 18 años, comencé a trabajar como modelo y ahí siempre mostraba mis looks, el make up y peinado que iba a lucir en un desfile o una campaña y la gente se enganchó a preguntarme por las prendas que usaba, cómo eran las tendencias para la próxima temporada o si sabía de qué forma podían hacerse ellas mismas el maquillaje que lucía. En realidad, para mí, lo único que hacía era mostrar mi vida pero noté que mis seguidores crecían y el interés aumentaba.
-¿También subías fotos personales a tu Instagram en ese momento?
-¡Obvio! Hacía historias con situaciones cotidianas -una comida, mi entrenamiento, un encuentro con amigos-, si estaba decorando un ambiente de mi casa también lo filmaba … ¡Y siempre subía muchas fotos con mi perro! (Se ríe)
Seguidores incondicionales
-¿Y cómo es la interacción con tus seguidores? ¿Te gusta dialogar con ellos?
-Me encanta charlar con ellos y trato de responderles lo más rápido que puedo pero, claro, lleva tiempo y no siempre puedo. Pero me sirve mucho lo que me preguntan porque ellos son mi guía a la hora de armar el contenido de redes porque son los que me indican si quieren leer más sobre moda, belleza o lifestyle, por ejemplo.
-Sos la embajadora de varias marcas de lujo… ¿Te preguntan el precio de las carteras o zapatos que usás, por ejemplo?
-No, la verdad es que no me preguntan mucho por el precio pero, si subo una cartera nueva, quieren saber todos los detalles: cómo se llama el modelo, cuándo salió a la venta, con qué conviene combinarla… ¡Y me encanta porque están súper actualizados! Es más, manejan tanta info que, muchas veces cuando viajo a una ciudad que conozco menos, les pido datos a ellos y te aseguro que me dan consejos muy valiosos. Yo siento que mis seguidores crecieron conmigo y muchos me lo hacen saber: yo comencé Instagram a los 23 años, ahora tengo 28 años y algunos de ellos llevan 5 años conmigo. Eso lo valoro y agradezco infinitamente porque hoy hay mucha oferta en Instagram y vale oro tener gente tan incondicional a tu lado.
Un tesoro invaluable
- ¿Siempre te interesó la moda?
-Me gustó desde muy chica porque mi mamá era amiga de muchos diseñadores, me llevaba a sus desfiles y yo disfrutaba a full del back de ese show que me parecía realmente mágico. Además, amaba jugar con sus zapatos, sus carteras así que a nadie le pareció raro que, cuando terminé el secundario, eligiera estudiar Comunicación de moda en la Universidad de Palermo y hoy amé ser influencer.
-¿Hubo algún objeto de diseño que te marcara mucho de chiquita?
-Recuerdo, especialmente, una cartera Channel de dijes que mi mamá me regaló cuando cumplí 15 años: es, hasta el día de hoy, uno de mis tesoros más preciados.
-¿Quiénes son tus referentes en el mundo de la moda?
-Tengo varios pero te nombro los más importantes: Vogue (España), Harpers Bazar (USA) y Para Ti (Argentina). También Giovanna Battaglia, Grace Kelly, Lady Di, Amina Munnadi, Virgil Abloh y María Grazia Chiuri. Creo que son cuentas que vale la pena seguir si te gusta, de verdad, la moda y querés estar informada: se las recomiendo a las seguidoras de Para Ti.
-Hiciste una cápsula para Kosiuko… ¿Te involucraste en la elección de las prendas?
-Totalmente. Justamente fue interesante explorar mi faceta de diseñadora que, claramente, no era la que más venía desarrollando y me abrió la cabeza a un mundo del que quiero seguir participando. También me involucré en el comercial de la marca -porque actué en él. Así que fue una experiencia muy enriquecedora.
El amor por Buenos Aires siempre está
-¿Vivís en Miami actualmente con tu marido?
-Nuestra base es 100% Miami pero mi marido y yo viajamos mucho: él más por Latinoamérica y yo por Europa porque mi agencia madre es Elite París. Igual, tanto para él como para mí, nuestra ciudad entrañable es Buenos Aires, amamos la Argentina y, cada vez que podemos -tanto por trabajo como de vacaciones- vamos a pasar unos días allí, con nuestros afectos. De hecho, ya tenemos la rutina de instalarnos entre Buenos Aires y Uruguay entre diciembre y febrero.
-Supongo que debés exprimir al máximo esos días: disfrutás de las fiestas en familia pero también visitás amigas y trabajás.
-Sí, claro… ¡Es más aprovecho para hacer de todo! A mí trabajar con marcas argentinas me genera un gran placer y me da mucho orgullo así que ese periodo del año se lo dedico a todas las empresas de mi país. Es más, tengo muchos amigos diseñadores así que trato de apoyarlos participando de sus desfiles, presentaciones y eventos.
-¿Cómo es un día en tu vida?
-No tengo una rutina fija pero, como viajo mucho, algo que sí trato de hacer cada vez que llego a una ciudad es darme el tiempo necesario para recorrerla bien, conocer cada lugar típico, ver cómo es la gente y de qué forma vive, cuáles son los platos de la zona. Creo que antes vivía más a full, corriendo, como en una vorágine que no me permitía disfrutar de todo esto que te estoy contando pero a mi la pandemia me cambió la cabeza: entendí que es mejor trabajar menos pero tener una mejor calidad de vida.
-¿Sos buena anfitriona? ¿Te gusta disfrutar de tu casa?
-Sí...¡Muchísimo! Los dos somos muy familieros y relajados así que solemos invitar gente a casa, comer algo rico y listo. Obvio, cada tanto, vamos a una fiesta o un evento pero, para mí, no hay plan mejor que estar el sábado en la cama mirando una serie o película con mi marido. Es un momento sagrado de intimidad para nosotros.
Enormes ramos de rosas
-Te casaste hace dos años… ¿Dónde y cómo conociste a Tomás (Eurnekian)?
-Nos conocimos en una gala de la Fundación Zaldívar y nos presentaron amigos que tenemos en común en ese evento. Luego de eso vino la primera cita que fue muy particular porque, apenas me subí a su auto, me dijo: "Yo con vos me voy a casar". ¡Imaginate mi cara! Pero es el día de hoy en que Tomás asegura que me lo dijo con total honestidad.
-O sea que fue un auténtico flechazo.
-Sí, pero que tardó su tiempo en concretarse porque, después de esa primera salida, yo viajé al Fashion Week -¡que dura un mes y medio!- y no sabía cómo iba a ser nuestro reencuentro después de tanto tiempo.
-Pensaste: "Vuelvo y el casamiento pasó a la historia"
-(Suelta una carcajada) Apenas llegué a mi primer destino supe que la cuestión iba en serio porque fueron 45 días súper románticos. ¡Soñados! Chateábamos todos los días, a toda hora, como desesperados y eso hizo que pudiéramos conocernos de otra forma. Por ejemplo, recuerdo que, a cada ciudad a la que yo llegaba, entraba a la habitación del hotel y había un enorme ramo de rosas que me había enviado Tomás y, para mí, era como el momento en que me encontraba con él. Obvio que después hacíamos facetime durante horas pero estoy convencida de que, todo esto de la espera, fue mágico y encantador para nuestro romance.
-¿Y cuándo llegó esa propuesta de casamiento?
-Al mes de estar saliendo me lo propuso, de sorpresa, en Tulum (México) y con toda mi familia presente. ¡Increíble!
-¿Piensan en tener hijos?
-Nos encantaría en algún día pero no hoy porque los dos estamos con muchos proyectos, viajes y con ganas de crecer profesionalmente. Yo sueño con una familia numerosa -¡los dos queremos tener un montón de hijos!- y vivir cada embarazo tranquila para poder disfrutarlo a pleno, sin exigencias ni apuros y hoy eso es casi imposible. Pero, por suerte, somos jóvenes, y ya vamos a encontrar el momento de buscar un bebé.
Fotos: gentileza Verónica Ruiz