Julia Wandelt tiene 24 años y durante más de dos y medio repitió la misma frase, como si al decirla una y otra vez pudiera transformarla en verdad: "Soy Madeleine McCann". Esta semana, en el Tribunal de la Corona de Leicester, comenzó el juicio que intenta poner fin a esa historia.
Según la acusación, entre junio de 2022 y febrero de 2025, Julia hostigó a la familia McCann con llamadas, cartas, mensajes y visitas. En un solo día llegó a intentarlo sesenta veces. “Sé que mi acento es polaco, y que no soy tan guapa como era Madeleine. Pero sé lo que sé y lo que recuerdo. Por favor, denme una oportunidad. No estoy loca. Llamenme”, suplicaba en una de las grabaciones reproducidas durante la audiencia.
Kate McCann, la madre de Madeleine, declaró detrás de una cortina. “Siempre pensé que su comportamiento delataba que tenía problemas mentales”, explicó ante el tribunal. Pero el límite se cruzó cuando la joven consiguió contactar con su hija menor, Amelie. “Fue en ese momento cuando me puse en contacto con la policía”, agregó.
Uno de los episodios más perturbadores se produjo cuando Wandelt, junto a una cómplice de 61 años, Karen Spragg, se presentó en la casa familiar. En una grabación se escucha a Kate decir: "Nos estás provocando una enorme inquietud. Por favor, marchate". El padre, Gerry McCann, también intervino:"No sos Madeleine. Por favor, dejá de acosarnos y andate de nuestra casa.
El fiscal explicó que elaboró “planes extravagantes” para obtener muestras de ADN: escarbar en la basura de los McCann o robar cubiertos de restaurantes donde la familia había comido.
Durante el juicio se supo que Wandelt no solo aseguró ser Madeleine, sino también otras dos niñas desaparecidas: Inga Gehricke y Acacia Bishop. “Intentó mantener ese mito”, dijo el fiscal. Pese a que las pruebas de ADN desmintieron en 2023 cualquier relación con la familia McCann, Julia siguió difundiendo su historia en redes sociales. Llegó a decir que un “experto” había hallado coincidencias genéticas, aunque ninguna de sus afirmaciones fue comprobada.
El 19 de febrero de 2025 fue detenida en el aeropuerto de Bristol, cuando regresaba al Reino Unido para reencontrarse con su cómplice. Ambas fueron acusadas de acoso grave. En el tribunal, Julia lloró al escuchar los resultados científicos que demostraban lo que todos sabían: no era Madeleine McCann.
El juez fue claro: "Es importante dejarlo asentado desde el principio. Julia Wandelt no es Madeleine McCann". Según su defensa, la joven padece problemas de salud mental y nunca tuvo intención de causar daño.
El dolor que no cesa
El caso McCann sigue abierto desde mayo de 2007, cuando la niña desapareció a los tres años en Praia da Luz, Portugal. El principal sospechoso, el alemán Christian Bruckner, fue liberado tras cumplir una condena por violación. Las autoridades, hasta hoy, no han logrado reunir pruebas suficientes para imputarlo.
“El nivel de exposición pública y el acoso producido por teorías sin base alguna ha sido una de las consecuencias más dolorosas para Kate y Gerry McCann”, recordó el fiscal Duck.
Dieciocho años después, la familia sigue viviendo entre la esperanza y la herida. Y mientras el juicio de Julia Wandelt avanza, el nombre de Madeleine vuelve a resonar en los medios como una sombra persistente: la de una niña perdida que, de algún modo, nunca dejó de ser buscada.
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