En febrero de este año, Raffaella Petrini, una monja franciscana de 56 años, fue designada por el papa Francisco como gobernadora del Vaticano, un nombramiento histórico reafirmando su visión de una Iglesia más inclusiva y moderna.
El papa Francisco rompió barreras dentro de la Iglesia Católica hasta los últimos momentos de su vida. Raffaella Petrini fue nombrada como gobernadora del Vaticano, un cargo de gran relevancia en la administración civil del Estado Vaticano, que ocupó a partir del 1 de marzo de 2025. Con este nombramiento, Petrini se convirtió en la primera mujer en alcanzar esta posición en la historia del Vaticano.
Raffaella Petrini es una monja franciscana con una sólida formación en Ciencias Políticas y un doctorado en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino. Desde 2022, Petrini había sido secretaria general de la Gobernación, trabajando estrechamente con el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, quien se retirará en marzo de 2025. Su amplia experiencia en la administración del Vaticano la ha preparado para asumir este importante rol.
Este nombramiento fue una clara muestra de la voluntad del papa Francisco de otorgar mayor protagonismo a las mujeres dentro de la Iglesia, un espacio históricamente dominado por hombres. Con esta designación, Francisco reafirmó así su compromiso de modernizar el Vaticano y de incluir a las mujeres en posiciones clave de toma de decisiones eclesiásticas.
El paso de Francisco hacia la igualdad de género
Raffaella Petrini no solo es responsable de la administración civil del Vaticano, sino también de áreas fundamentales como la seguridad, sanidad y los Museos Vaticanos. Su nombramiento marcó un cambio significativo: el papa Francisco, a lo largo de su papado, insistió en la necesidad de eliminar la mentalidad machista dentro de la Curia y ha reconocido públicamente las cualidades de liderazgo de las monjas.
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En una audiencia, el Papa había destacado: “Las monjas están por delante y saben hacerlo mejor que los hombres”, señalando que la Iglesia necesita abrir espacio para más mujeres en roles de liderazgo.
Este nombramiento no es el único paso que ha dado el papa Francisco en este sentido. A principios de 2025, también designó a Simona Brambilla como la primera prefecta al frente del Dicasterio para la Vida Consagrada, lo que continúa el proceso de inclusión y participación activa de las mujeres en todos los niveles de la jerarquía eclesiástica.
Al dar a las mujeres un rol protagónico en el gobierno eclesiástico, Francisco abrió la puerta a una nueva era en la que la voz femenina en la Iglesia Católica marcando una pauta para el futuro de la Iglesia.
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