Olivia Farnsworth tiene 12 años y vive en Huddersfield, Inglaterra. A simple vista, parece una niña como cualquier otra. Pero su cuerpo guarda un secreto que la ciencia aún no logra explicar del todo: no siente dolor, no tiene hambre y puede estar días sin dormir. Su condición es tan poco común que los expertos la han definido como un caso único en el mundo.

Esta combinación de síntomas se debe a una rara alteración genética en el cromosoma 6, lo que afecta funciones básicas del cuerpo humano. Olivia sería la única persona conocida que presenta las tres condiciones al mismo tiempo.
Una infancia marcada por lo extraordinario
Desde muy pequeña, su mamá, Niki Trepak, notó comportamientos que no eran habituales. A los nueve meses, Olivia dejó de dormir la siesta. Más adelante, podía pasar días enteros despierta sin mostrar signos de agotamiento.

Pero lo que realmente encendió las alarmas fue un accidente en el que fue arrastrada por un auto y, sin embargo, se levantó sin lágrimas, sin quejarse, como si nada hubiese ocurrido. No sintió dolor. No se asustó.
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Su historia empezó a recorrer el mundo cuando los médicos descubrieron que su cerebro simplemente no procesa ciertos estímulos como lo haría cualquier otra persona. "Es como si tuviera superpoderes", contó su mamá en una entrevista, aunque también aclaró que, lejos de ser algo mágico, la situación representa un enorme desafío emocional y de cuidado constante.
El costo emocional detrás del misterio
Aunque muchas personas la llaman la “niña biónica”, por su capacidad de resistir lo que para la mayoría sería insoportable, vivir con esta condición no es fácil. Olivia no siente hambre, lo que significa que podría pasar días sin comer si no la controlan. Tampoco percibe señales de fatiga ni dolor, por lo que su cuerpo corre riesgos reales sin que ella lo advierta.

Además, su condición no sólo impacta en lo físico, sino también en lo emocional. Como no logra regular sus emociones de forma habitual, atraviesa momentos de ansiedad, cambios bruscos de humor y necesita acompañamiento terapéutico constante. A pesar de eso, su familia la describe como una niña feliz, sociable y con una gran inteligencia.
La historia de Olivia no solo conmueve por su rareza médica, sino porque pone sobre la mesa una pregunta profunda: ¿qué significa ser humano cuando los sentidos más básicos dejan de funcionar como deberían?
Su mamá comparte su historia para concientizar y ayudar a otros. Hoy Olivia asiste a la escuela, tiene amistades y sueña con ser científica para ayudar a otros como ella. Una lección de vida que inspira y emociona.
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