Agustina Murcho, licenciada en Nutrición (M.N. 7.888) y Mara Fernández, psicóloga especialista en trastornos alimenticios (M.N. 36.031) explican cómo afectan las fiestas y las emociones en la aparición del trastorno por atracón.
Los festejos de año nuevo generan una diversidad de sentimientos y la exacerbación de emociones: alegrías, tristezas y tensiones que tienen que ver con situaciones individuales, familiares y sociales que se vienen transitando, en el marco de nuevos y viejos deseos, proyectos y esperanzas. Y la culminación del 2020, año en el cual la incertidumbre se apoderó del mundo entero, las manifestaciones anímicas están a flor de piel.
El mensaje principal sobre el festejo habla de diversión, encuentros familiares y con amigos, comidas, bebidas, regalos, recuerdos, situaciones que, dependiendo del estilo de vida de cada persona, puede llegar a afectar positiva o negativamente.
El “trastorno por atracón” o también conocido por apetito desenfrenado, es un trastorno grave de la alimentación en la que una persona suele ingerir cantidades extraordinarias de alimento y se siente incapaz de parar de comer. Casi todas las personas pasan por situaciones similares, pero el devenir en algo habitual puede generar un trastorno de la alimentación.
“Lo que ocurre en el marco de las fiestas es que muchos “saben” que se van a “comer todo” durante esos días, lo cual implica ciertas conductas anormales en ellos: dejar de comer un día previo, comer hasta generar un atracón, vómitos posteriores, entre otros”, explica Agustina Murcho, Lic. en Nutrición, especialista en trastornos de la alimentación.
Y añade: “Un punto fundamental es no pasar hambre real, que el cuerpo no necesite permanentemente nutrientes. A veces uno piensa que no comer durante determinada cantidad de horas le hará “mejor” y lo que ocurre es que, al restringir alimento, el cuerpo luego los va a pedir, desencadenando en atracón o en picoteo".
La Lic Murcho afirma que "esto, sumado a que emocionalmente estamos sentimentalmente movilizados, producto de un año distinto, de encuentros afectuosos y momentos de mucha emoción como se viven en esas fechas, puede ocasionar que comamos de más, con un aumento de emociones que nos desagradan, con culpa y aumentando de peso”.
Mara Fernández, psicóloga especialista en trastornos alimenticios (M.N. 36031) aporta su visión: “Para los que sufren algún tipo de trastorno alimentario, esto no les es ajeno. Tener que enfrentarse al banquete festivo puede generar miedo, angustia, ansiedad; y más aún más si se vive en un contexto familiar de tensión, en donde pensar en la comida y el cuerpo funciona como burbuja para escaparse y aislarse, de esa situación amenazante", explica.
Y añade: "Esas emociones se suelen sentir como negativas, e impactan significativamente en la mente y el cuerpo. Tratar de ejercer el control sobre ellas puede implicar el uso de “estrategias” poco saludables: atracones para no hablar ni expresar, el exceso de consumo de alcohol, actividades del tipo compensatorias buscando “eliminar” el dolor, etc”.
Es necesario contar con herramientas psíquicas de regulación emocional para poder dar respuesta y afrontar el malestar que se atraviesa. Aceptar que no es obligatorio estar de acuerdo con todos, y permitirse expresarlo puede ser un gran primer paso.
Lic. Agustina Murcho, @nutricion.ag. Lic. Mara Fernández, @hablar_sana
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