Nobles, bellas y llamativas. Así son las plantas nativas, grandes aliadas para atraer insectos benéficos, aves y mariposas a nuestros jardines. Acá te contamos cuáles son algunas de las especies más recomendadas.
Las plantas nativas son tendencia. Y es que desde hace un tiempo, tomamos más conciencia del jardín que queremos tener y del hábitat que queremos disfrutar.
Nobles, bellas y fáciles de cuidar, son parte importante de la biodiversidad por atraer insectos benéficos, mariposas y aves, y por servir de alimento y refugio de su fauna asociada.
Además, combinar plantas nativas con exóticas nos permite jugar con el follaje, las texturas y el color en distintas épocas del año aportando a los jardines el beneficio de ambas.
Sin embargo, hay más razones por las cual es conveniente elegirlas:
También llamada flor de la pasión o passionaria, es una planta trepadora nativa que atrae mariposas y hospeda mucha fauna nativa. Además, tiene propiedades medicinales y produce un fruto ovalado que en la variedad Passiflora edulis es comestible, el famoso fruto de la pasión o maracuyá. Es muy utilizada para decorar el jardín cubriendo pérgolas, rejas, arcos o muros.
Agradece una ubicación exterior a pleno sol o semi sombra, riegos regulares pero abundantes (reduciendo la frecuencia en invierno y otoño) y suelo fértil, húmedo y con un buen drenaje.
Más conocida como margarita punzó, forma parte de la familia de las Verbenaceae y es muy habitual encontrarla en el centro y norte de Argentina, así como también en Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Es ideal para bordear canteros y borduras.
Es una planta perenne, rastrera con tallos de 5 a 20 cm de altura y bellísimas flores rojas, que necesita sol directo, agua moderada y suelos sueltos, fértiles, con buen drenaje y pH neutro. Soporta muy bien la sequía.
La verbena morada (su nombre más popular) es una hierba nativa de la familia de las Verbenaceas con delicadas flores de color lila/morado. Tiene propiedades medicinales, atrae mariposas y otros insectos, y es ideal para usar como cubresuelo en combinación con otras especies nativas o exóticas.
Crece muy bien a pleno sol o sombra parcial y no tolera los encharcamientos, por lo que es mejor regarla cuando la tierra esté seca. Su sustrato debe ser fértil, ligero y con un buen drenaje.
La flor de seda, como se la conoce popularmente, es una de las nativas más lindas. Forma parte de la familia de las Portulacáceas y se trata de hierbas anuales con tallos decumbentes a suberectos, ramificados, y hojas alternas y carnosas. Las flores son actinomorfas y bisexuales y pueden tener 5/8 pétalos (corola simple) o más (corola doble), los cuales pueden ser rosados, rojos, purpúreos, amarillos o blancos, según los cultivares. El fruto es una cápsula.
Necesita una ubicación a pleno sol (las flores se cierran en la sombra), riegos moderados (únicamente cuando la parte superior del sustrato esté seca) y suelo medianamente fértil y algo arenoso, con poca profundidad y bien drenado.
También conocida como yerba de víbora, es una nativa ideal para hospedar mariposas monarca. Se trata de un subarbusto de 30-60 cm de altura, muy ramificado y compacto, característico de los pastizales pampeanos, desde el norte de Argentina y países limítrofes.
Necesita una ubicación exterior, a pleno sol o en semisombra, tierra fértil y con buen drenaje, y riegos moderados.