Mesa navideña consciente: cómo vivir las fiestas con menos culpa, más disfrute y una relación más amable con la comida - Revista Para Ti
 

Mesa navideña consciente: cómo vivir las fiestas con menos culpa, más disfrute y una relación más amable con la comida

Este año, la mesa de Navidad puede ser mucho más que recetas y platos perfectos. Puede ser un espacio de calma, conexión y disfrute real. Te compartimos claves para vivir las fiestas con intención, elegir desde el deseo (no desde la culpa) y volver a poner el foco en lo verdaderamente importante: vos y tus vínculos.
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Este año quería sentarme a escribir una nota sobre la mesa navideña: ideas saludables, platos equilibrados, recetas fáciles para sentirnos bien en estas fiestas… pero, en el intento, me di cuenta de que poco hablamos de la mesa navideña real, que es mucho más que lo que ponemos sobre platos y bandejas, mucho más que la comida en sí.

Durante una cena de fiestas se desparraman sobre la mesa recuerdos, historias, tensiones, abrazos, cansancio, risas, tradiciones que sostienen y otras que ya no queremos repetir, anécdotas y más. Y entendí que, si realmente queremos hablar de “mesa navideña”, también tenemos que darle lugar a todo eso que pasa alrededor, antes y después de servir un plato.

Hacer visible esos aspectos del encuentro es darle importancia y relevancia y, así, casi sin darnos cuenta, es dejar de hablar solo de comida. Es soltar la idea de que la comida siempre tiene que estar en primer plano.

La verdad es que la comida ocupa un lugar central en casi todos nuestros encuentros: cumpleaños, reuniones de domingo, visitas improvisadas. No solemos decir “Nos juntemos a estar juntos”, sino “nos juntemos a comer”. Y está bien, no hay que estar enojados con esa parte de nuestra cultura, pensemos en qué privilegio tener una mesa que invita, que reúne, que nos da placer al comer algo rico —aunque no sea lo más saludable del mundo— también puede ser saludable para nuestra vida.

El problema aparece cuando la comida deja de ser un puente y se convierte en un peso, cuando decide por vos si vas o no vas a un encuentro; cuando toda la noche estás más pendiente de lo que hay en la mesa que de lo que pasa alrededor de ella.

Por eso, además de pensar en opciones más nutritivas, podemos preguntarnos dónde quiero poner el foco en mi mesa navideña este año… ¿En qué quiero detenerme? ¿Qué quiero agradecer? ¿A quién quiero escuchar mejor?

Y con respecto a la comida… ¿Puedo este año comer con intención, atención y disfrute? Aquí es donde entra la importancia y la invitación del comer consciente, que puede ser nuestro aliado en la vida, y más en momentos de abundancia de comidas. Te dejo algunas ayuditas que tal vez sirvan:

  • Elegí con intención, no con culpa. Preguntate: ¿qué tengo ganas reales de comer? ¿Qué me tienta? ¿Qué me llama la atención? Elegir sin prohibir, pero con consciencia y no de manera automática.
  • Armá un plato variado y colorido. Serví pequeñas porciones de lo que quieras probar. Si hay verduras, ensaladas o frutas, sumalas, tu cuerpo te lo va a agradecer.
  • Comé despacio. Masticá más, respirá, dejá que el sabor aparezca. La velocidad cambia por completo la experiencia de comer, con más razón en un día donde probamos cosas que no están en nuestra cotidianidad. ¡Qué mejor que recibir placer consciente en cada bocado!
  • Bajá el piloto automático. Sentarte, servirte y mirar tu plato aumenta la presencia y evita el picoteo sin darte cuenta.
  • Escuchá tu cuerpo. Preguntarte dos veces durante la cena como te sentís, te va a ayudar a respetar tus sensaciones cuando no hace falta seguir comiendo.
  • Permitite el disfrute sin negociación. No pongas el foco absoluto en las calorías ni la calidad de la comida. Ponelo en los puntos anteriores y elegí disfrutar.

La mesa de Navidad no necesita ser perfecta. Necesita ser lo que es. Con comidas que te gusten, personas que te hagan bien y elecciones que puedas sostener sin exigencia.

Este año, en vez de preguntarnos “qué debería comer”, tal vez podamos preguntarnos: ¿cómo quiero vivir esta mesa? ¿Qué deseo que signifique para mí? Porque al final, una mesa saludable no es solo la que tiene más verduras… es la que nos recibe con calma, con intención y con un poco más de amabilidad hacia nosotros mismos.

Fuente: Dra. Virginia Busnelli (MN 110351) Medica especialista en Nutrición. Presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.

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