La noche del 23 de junio, la familia Grimaldi volvió a ser el centro de todas las miradas durante la tradicional fiesta de San Juan en Mónaco. El evento, que se celebra con hogueras y luces frente al Palacio del Príncipe, reunió a los miembros de la realeza en una aparición pública muy esperada.
Fieles a su estilo sobrio y elegante, Charlene, el príncipe Alberto y sus hijos, Jacques y Gabriella, lucieron looks coordinados que reflejaron no solo su buen gusto, sino también una cuidada armonía estética como familia.

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Elegancia en familia: un mensaje visual
La elección de una paleta que combinó el negro, el blanco y los tonos marinos no fue casual. Estos colores transmiten serenidad, autoridad y armonía, y reflejan a la perfección el espíritu de la realeza monegasca.

La familia Grimaldi volvió a demostrar que la moda también es un lenguaje silencioso con el que se construye imagen, tradición y modernidad a la vez.
Charlene de Mónaco: sobriedad minimalista y sofisticación
La princesa Charlene apostó por un vestido negro sin mangas, de silueta recta y texturas sutiles que acompañaban perfectamente su figura. El diseño, minimalista y moderno, destacó por su sobriedad elegante, sin necesidad de accesorios llamativos.

Con un recogido bajo y maquillaje natural en tonos rosados, Charlene reafirmó su estilo clásico con un guiño contemporáneo. Una elección perfecta para una noche tradicional que también pone el foco en la estética institucional.
Jacques y Gabriella: pequeños royals con gran estilo

Los mellizos del matrimonio, Jacques y Gabriella, también se destacaron por sus looks, que acompañaban el tono sobrio de sus padres.
Jacques, heredero al trono, lució un traje azul marino con camisa blanca y corbata con lunares, en un conjunto elegante y formal que replica el estilo de su padre.

Gabriella, por su parte, llevó un vestido color marfil con tul bordado y mangas vaporosas, que combinaba delicadeza, frescura y un toque romántico, ideal para su edad y para la ocasión.

Ambos demostraron que la elegancia puede comenzar desde chicos, y que la coordinación familiar no se limita solo a colores, sino también a una impronta visual cuidada y coherente.
El príncipe Alberto: sobrio y clásico

El príncipe Alberto II de Mónaco eligió un traje azul oscuro con corbata en tono similar y camisa celeste, una combinación que es un clásico en sus apariciones públicas. Su estilo, discreto pero pulido, se alineó perfectamente con el de Charlene y sus hijos, dando como resultado una imagen familiar uniforme, cálida y solemne al mismo tiempo.
Fotos: Fotonoticias.
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