En los años 90, la moda vivió una etapa marcada por un ideal estético extremo: el heroin chic. Con modelos como Kate Moss o Jaime King al frente, esta tendencia rompió con el glamour clásico para proponer un look desarreglado, delgado al límite y con cierto aire de rebeldía. Aunque muchos la dieron por enterrada, en los últimos años volvió a aparecer con matices, conquistando pasarelas, editoriales y redes sociales, sobre todo entre la Generación Z.
El término surgió en la década del 90 para describir una estética inspirada en la delgadez extrema, la piel pálida, las ojeras marcadas y una actitud de apatía. Su nombre hace referencia a la apariencia asociada al consumo de heroína, lo que generó gran controversia en su momento por la romantización de un problema de salud pública.



Más allá de la polémica, este look buscaba romper con la imagen de cuerpos tonificados y perfectos de los 80, imponiendo un nuevo canon: desaliñado, pero calculado, casi como si la modelo acabara de levantarse sin esfuerzo por verse así.


Cómo impacta el heroin chic en la Gen-Z
Hoy, el heroin chic se reinventa con un giro menos literal y más fashion. La estética vuelve en campañas y perfiles de Instagram, pero suavizada: maquillaje que imita el efecto de piel desnuda, peinados sueltos, prendas oversized y siluetas muy delgadas, aunque no necesariamente insalubres.
La generación Z lo adopta como parte de su búsqueda por rescatar estilos de los 90 y principios de los 2000, mezclándolo con prendas de segunda mano y una actitud effortless (fácil). Sin embargo, esta reaparición no está libre de críticas: expertos en salud mental advierten sobre los riesgos de normalizar nuevamente un ideal corporal poco realista.
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Para algunos diseñadores y stylists, el regreso del heroin chic es una forma de rendir homenaje a un momento icónico de la moda, adaptado a los nuevos códigos visuales. Para otros, implica reabrir debates sobre la presión estética, los desórdenes alimenticios y el rol que la industria tiene en transmitir mensajes saludables.
Si vas a sumarte a la tendencia, podés reinterpretarla sin los extremos de los 90: usar maquillaje nude, elegir ropa relajada y priorizar el confort antes que la delgadez como objetivo.






- Apostá por prendas minimalistas y tonos neutros.
- Maquillaje natural con labios nude y cejas despeinadas.
- Pelo suelto, con acabado lacio o messy.
- Complementá con accesorios discretos, como aros pequeños o gargantillas finas.
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