En su reciente visita a La Noche de Mirtha, Guillermina Valdés abrió su corazón y habló en profundidad sobre cómo atraviesa su presente personal y profesional. Entre nuevos proyectos artísticos y el inminente estreno de su obra El divorcio del año, la modelo y actriz vive un momento de plenitud, aunque no exento de desafíos.
Todo comenzó cuando Mirtha Legrand le preguntó sobre su nuevo proyecto. "Estoy encantada. Muscari es increíble como director, es muy quirúrgico", expresó Guillermina en referencia al director de la obra.
La conductora recordó haberla visto en otra obra tiempo atrás, Perdidamente, en Mar del Plata: "Estabas muy bien como actriz ahí, nunca te había visto. Para mí fue una sorpresa", señaló Mirtha.
Con emoción, Valdés agradeció el comentario y abrió una reflexión profunda: "La gente se sorprende porque tiene muchos prejuicios conmigo. Siempre tengo como que dar un poco más. La historia personal de cada uno lleva muchas veces a la gente a tener un pensamiento sobre una persona de '¿por qué está ahi?".
Con honestidad, reconoció que su nombre muchas veces se asocia más a su vida privada que a su trabajo artístico. "Soy ‘ex de’ y ‘estuve con’. Yo siempre fui como más trascendental en los medios no tanto por mi trabajo artístico sino por mi vida privada", afirmó.
Sin embargo, la actriz logra transformar esa complejidad en una herramienta creativa. Y así lo explicó al hablar de Evangelina, su personaje en la obra. "Este personaje, que abrazo mucho, es muy diferente a mí. Porque es una empresaria que su trabajo pasa un poco por hacer bombo y platillo de su vida privada en los medios. Es algo que a mí me cuesta un montón, porque yo siempre fui un poco fóbica de los medios", confesó.
Valdés también destacó cómo la obra aborda temas de salud mental y la presión por “ser alguien” en la mirada pública: "Mi personaje está rota por dentro, pero se muestra increíble".
En otro pasaje de la charla, Mirtha le preguntó sobre su relación con Marcelo Tinelli, vínculo que duró una década y que fue altamente mediático. Guillermina admitió que todavía hoy le cuesta asimilar esa exposición.
Aun así, hoy transita un presente distinto, más introspectivo y libre. Se permite soltar etiquetas, enfrentar prejuicios y celebrar un camino propio que sigue construyendo con convicción.
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