Jerónimo Weich, el hijo "hippie de Julián Wrich, volvió a compartir un nuevo avance en la construcción y transformación de su casa de barro sustentable, un proyecto que refleja desde el inicio su mirada consciente sobre la forma de habitar.
En un video que publicó en sus stories de Instagram, el joven mostró cómo avanza el trabajo en el interior de la vivienda que levantó con sus propias manos en la provincia de Córdoba, esta vez con la pintura de las paredes, realizada de manera artesanal y en sintonía con los materiales nobles que definen toda la casa.
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Jerónimo Weich y su casa que levantó con sus propias manos en Córdoba
Desde muy joven, Jerónimo —que está en pareja con una joven a quien llaman “Ailu”— mostró un espíritu libre y una inclinación hacia una vida más conectada con la naturaleza. Por eso, no sorprendió que haya elegido diseñar y levantar su propio hogar utilizando materiales nobles y técnicas de bioconstrucción, priorizando procesos manuales y decisiones alineadas con el cuidado del entorno.


En las imágenes recientes, se ve a Ailu pintando una de las paredes, mientras otro hombre, a quien se escucha llamar “Leo”, también participa del trabajo. “¿Cómo va esa pinturita? Vamos. Más o menos el color va a quedar así cuando vaya secando”, dice Jerónimo mientras filma, dejando ver el tono elegido: un color madera cálido, pensado para integrarse visualmente con el barro, la madera y la luz natural.


El espacio que están interviniendo parece ser el living comedor, uno de los ambientes centrales de la casa. Al acercarse a una de las ventanas, Jerónimo deja ver la vegetación tupida y verde que rodea la vivienda, reforzando esa idea de integración permanente entre interior y exterior que atraviesa todo el proyecto.

Una vivienda realizada siguiendo principios de la permacultura
La vivienda combina barro, madera reciclada y ventanales de doble vidrio, siguiendo principios de permacultura. Su estructura, conocida como “pata de elefante”, permite evitar la humedad en los cimientos y mantener un equilibrio natural con el terreno. Cada detalle refleja un cuidado extremo por el ambiente y una filosofía de vida autosustentable, donde nada está librado al azar.


Uno de los elementos que más llamó la atención en este nuevo registro son los tragaluces o claraboyas colocados en las paredes, realizados con vidrios de formas irregulares en tonos verdes y azules. Estas piezas permiten el ingreso de luz natural y, al mismo tiempo, aportan color, textura y un sello artístico que refuerza el espíritu artesanal de la casa.
Lejos de una obra terminada, la casa de Jerónimo Weich se muestra como un hogar vivo, en permanente evolución. Pintar a mano, elegir colores que remiten a la tierra y trabajar en conjunto son gestos que hablan de una forma de vivir más consciente, conectada con los tiempos propios y con una manera distinta de entender el bienestar.
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