Se cumple un mes desde el crimen que conmovió al país: Joaquín Enzo, de 8 años, fue asesinado por su propio padre, Alejandro Ruffo, quien confesó haberlo asfixiado “para darle un mensaje a la madre”. La Justicia dispuso ahora su prisión preventiva bajo la acusación de homicidio agravado por el vínculo, alevosía y premeditación. En diálogo con Para Ti, Natalia Ciak, la mamá de Joaquín, comparte cómo atraviesa este tiempo de dolor.
La confesión de Ruffo se dio a conocer hace unas horas. Natalia nos comparte: “Yo lo supe el día que declaré y me fui a vomitar…". El jueves, un día antes que se cumpliera un mes del crimen, se dictó la prisión preventiva: "Me enteré por mi abogado el Dr. DIEGO Lugones. Estamos en contacto permanente. Tal vez al ser un caso que no se cuanto repercusión social tuvo a nivel país… porque no salimos a mediatizarlo a nivel cadena nacional porque soy una persona de bajo perfil al igual que toda mi familia…", nos dice Natalia.

Y agrega: "Esto nos sobrepasa… Nos marcó para siempre… Pero es el segundo filicidio en la Argentina que sucede y creo que gracias a algunos medios gráficos como Para Ti que, con respeto se acercaron, se dio este paso… que es ver que la justicia sabe no hay grises. La alevosía y la premeditación eran evidentes".
“Nada alivia el dolor”
Cuando se le pregunta si la prisión preventiva le trae algún alivio, Natalia es tajante: “Alivio no… Nada alivia. El dolor no va a desaparecer. Dicen que duelamos el resto de nuestras vidas y así será, tendré que buscar la forma de integrarlo a mi vida.”
Para ella, este caso debería sentar un precedente en torno a la violencia vicaria, una forma de violencia extrema en la que los hijos son dañados para afectar a la madre o al padre. “Cuando una madre es dañada física, emocional o psicológicamente, sus hijos también lo son. Joaquín percibía y se daba cuenta, no solo por presenciar discusiones y malos tratos, sino porque una conecta desde el vientre y esa conexión jamás se pierde.”

Hace apenas unos días, Natalia se acercó por primera vez a la tumba de su hijo. “Estaba esperando un día de sol… fue duro ver la placa de mis abuelos y la de Joaquín Enzo Ciak. No lleva su apellido paterno. Necesité ir, porque si no lo hago siento que lo abandono. Es ir, sentarme, conectar, sentirlo cerca.”
El silencio de la otra familia
Sobre la familia paterna de Joaquín, Natalia es clara: “Jamás se acercaron. Al contrario, le contrataron un abogado, lo cual me pareció nefasto y morboso. No tenían relación con Joaquín, desde su nacimiento puse un freno porque no quería que mi hijo ni yo fuéramos títeres de nadie. Que lo apañen me da repulsión. No tienen un gramo de corazón, y todos tienen hijos o son abuelos también.”
El orgullo de ser su mamá
En medio del dolor, Natalia recibe mensajes de apoyo y recuerdos de quienes conocieron a su hijo: “Me llegaron cientos de mensajes de amor, de recuerdos, de su bondad. Mi hijo es y será mi orgullo. Gracias a Dios no formó parte de ese círculo (el paterno). Se crió sin deber nada a nadie, con su personalidad, que hoy, a un mes de su partida, trasciende.”
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