Alejandra Maglietti atraviesa días muy difíciles. Después del devastador incendio que afectó la fábrica de su pareja, la modelo vivió un nuevo episodio de angustia al sufrir un robo en pleno Palermo Soho. El hecho ocurrió mientras realizaba un trámite rápido en un local de la zona y dejó en evidencia una modalidad delictiva que se repite cada vez con más frecuencia: el uso de inhibidores para abrir autos sin forzar cerraduras.
Según contó en sus redes sociales, Maglietti había estacionado en la calle El Salvador y bajó unos minutos. Al regresar, descubrió que le habían robado el bolso que llevaba en el vehículo. “Se llevaron mi bolso con maquillaje, ropa y accesorios que iba a usar en Bendita”, escribió, visiblemente molesta. También advirtió a sus seguidores: “Tengan cuidado”, señalando que el cierre del auto nunca llegó a activarse porque fue deshabilitado por un inhibidor.
Lo que más la sorprendió fue que, apenas compartió lo ocurrido, comenzó a recibir mensajes de personas que aseguraban haber pasado por situaciones similares en la misma zona. Cuando habló con comerciantes del barrio, le confirmaron que estos robos “son una constante”, especialmente en horarios de alta circulación.
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A raíz del episodio, Maglietti está intentando acceder a las cámaras de seguridad del local cercano para avanzar con la denuncia. También remarcó la importancia de que los conductores verifiquen manualmente si el auto quedó efectivamente cerrado, ya que los ladrones aprovechan esos segundos de distracción para actuar sin ser detectados.
Alejandra Maglietti y el drama vivido por su esposo en el incendio de Spegazzini
Este mal momento se suma a la profunda angustia que la modelo vive desde hace días, cuando un incendio arrasó parte del Polo Industrial Spegazzini, en Ezeiza, afectando seriamente a Plásticos Lago, la empresa de su pareja, Juan Manuel Lago. Maglietti reveló que la situación fue devastadora: “Fue la impotencia de ver el trabajo de toda una vida prendiéndose fuego”, dijo con enorme tristeza. El siniestro impactó no solo a la familia, sino también a las alrededor de 125 familias que dependen de la fábrica.
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La abogada agradeció el enorme trabajo de los bomberos y los equipos de emergencia, que lucharon durante horas para contener las llamas. “Fueron momentos de mucha angustia toda la noche pensando sin saber lo que pasaba”, relató.
Y aunque todavía sigue procesando esa tragedia, el robo de este viernes incrementó su sensación de vulnerabilidad. Su relato generó un fuerte eco en redes, donde seguidores y vecinos compartieron experiencias similares, reforzando la idea de que esta modalidad delictiva es más común de lo que se cree.
"Que no se normalice la inseguridad"
Al exponer lo sucedido, Maglietti no solo compartió su malestar: también puso la lupa sobre un problema urbano que se repite en distintos puntos de la Ciudad y que afecta a cada vez más personas sin que muchas veces se haga visible.
En medio de un momento personal complejo y lleno de imprevistos dolorosos, Maglietti volvió a insistir en su mensaje: “Que no se normalice la inseguridad”. Su testimonio funciona como advertencia y también como llamado de atención ante una problemática que, según vecinos, comerciantes y víctimas, crece en silencio.
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