Tomi necesita un riñón: su mamá organizó la campaña "Los órganos no van al cielo" para crear conciencia acerca de la donación - Revista Para Ti
 

Tomi necesita un riñón: su mamá organizó la campaña "Los órganos no van al cielo" para crear conciencia acerca de la donación

Tomi necesita un riñón: su mamá organizó la campaña "Los órganos no van al cielo" para crear conciencia acerca de la donación
Soledad es la mamá de Tomi, un niño de dos años que encabeza la lista de espera del INCUCAI para conseguir un trasplante de riñón. Para Ti habló con su mamá, quien creó la campaña "Los órganos no van al cielo", con la que busca concientizar sobre la donación en pacientes pediátricos.
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Tomi es un niño de solo dos años. Desde que nació, su infancia transcurre entre médicos y hospitales. Sufre de insuficiencia renal crónica, y a los siete meses, una cirugía lo llevó a sufrir un shock séptico que casi le cuesta su vida. Ahora, necesita un trasplante de riñón para poder seguir creciendo.

"Cuando un hijo fallece, los padres o tutores son los que deciden. En ese momento de tanto dolor, le preguntan si quieren donar los órganos y es una decisión muy difícil de tomar", dice Soledad Moyano Henderson, la mamá de Tomi, quien habló en una entrevista exclusiva con Para Ti sobre la campaña "Los órganos no van al cielo". , con la que busca concientizar sobre la importancia de las donaciones de órganos en pacientes pediátricos, esperando al donante que le salvará la vida a su hijo.

Tomi necesita un riñón: su mamá organizó la campaña "Los órganos no van al cielo" para crear conciencia acerca de la donación
Tomi tiene dos años. Foto: Gentileza entrevistada.

Para seguir viviendo, Tomi necesita con urgencia un trasplante de riñón. Está en lista de espera hace un año, pero todavía no apareció su ángel guardián. "De sus dos riñones, Tomi tiene uno poliquístico y el otro dilatado, trabajando en baja capacidad", explicó su mamá. Por eso, necesita realizarse diálisis tres veces por semana, que si bien lo ayuda a esperar su trasplante, degenera lentamente el resto de los órganos y afecta su crecimiento a futuro.

Los trasplantes pediátricos son una travesía durísima para las familias. Los adultos, por una cuestión de tamaño, son muy poco compatibles con los niños. Además de la compatibilidad, el proceso se enfrenta con un obstáculo más: un largo y tedioso proceso judicial para demostrar que el donante no está actuando contra su voluntad ni es tráfico de órganos. "Se supone que los niños tienen prioridad, pero está hace un año y tuvo un solo operativo, el cual no avanzó a él", relata Soledad.

Soledad, su mamá, sabe que es una encrucijada moral. Perder a un hijo es, probablemente, el dolor más grande que puede atravesar un padre. Sin embargo, enfatiza que "los órganos de una persona pueden salvar hasta siete vidas más".

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Soledad lleva al hombro la campaña "Los órganos no van al cielo". Foto: Gentileza entrevistada.

La mamá de Tomi también habló sobre las peripecias que se atraviesan durante la búsqueda de un órgano compatible. "Si no es familiar directo, es muy difícil. Mi marido está hace ocho meses haciendo estudios, tiene que ser aprobado primero por la obra social y son muchos estudios, así que no, no se lo hace cualquiera", reveló.