El desfile comenzó con una pasada donde se hizo presente la nostalgia de los años '70. Vestidos largos, tops y polleras se imprimieron con icónicas estampas de la década: búlgaros y flores. El denim también acompañó esta tendencia. Se completó con pañuelos en la cabeza, anteojos redondos, botas abullonadas y bandoleras tejidas al crochet.
El denim se vio en bermudas, polleras, camisas y jardineros. Una textura que perdura a lo largo de todas las colecciones pero se aggiorna y se reinventa cada temporada.
Una gran variedad de estampas se imprimieron en todas las prendas de la colección. Flores y cuadros fueron los más presentes pero también hubo prendas estampadas por obras de los artistas Delacroix y Rozier. La fusión de arte y moda estuvo presente.
El sportwear se refleja en un espíritu grunge donde aparecieron buzos y cárdigans largos que se combinaron con vestidos o faldas midi de tul. Los borcegos acompañaron este estilo con una pisada muy fuerte.
La fuerza del off white se presenta en looks monocromáticos. Las prendas se neutralizan y se arman outfits con diferentes estilos: casual, romántico o más modernos.
Con una vuelta a los años ´80, la noche viene con texturas brillosas y con hombros bien marcados. Las cinturas se ciñen, se descubren los hombros, las polleras se acortan y así definen una silueta más glam y sensual.