Bajo los cielos del mundo: Oświęcim y Auschwitz- Birkenau, Polonia - Revista Para Ti
 

Bajo los cielos del mundo: Oświęcim y Auschwitz- Birkenau, Polonia

Cada vez que planifico un viaje estoy llena de ilusiones y expectativas sobre lo que voy a encontrar en ese nuevo sendero elegido. No soy viajera de shopping y si hay algo que disfruto de los caminos es interactuar y dejarme sorprender por la gente del lugar, conocer su idiosincrasia, sus costumbres, leyendas, todos esos pequeños detalles que enriquecen y siempre encuentro fuera de lo planificado. Y como las emociones son las que quedan grabadas en nuestra mente, concluyo cada uno de mis viajes mirando al cielo y agradeciendo la oportunidad de haber conocido otro destino que formará parte de una nueva historia Bajo los Cielos del Mundo.
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El próximo 27 de enero se conmemora el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. En aquella fecha del año 1945, se llevó a cabo la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, uno de los tantos escenarios del horror nazi en territorio polaco. Por allí han pasado prisioneros de guerra soviéticos, criminales alemanes, políticos, intelectuales, gitanos y posteriormente, sólo judíos.

Planificar un viaje a un lugar donde han ocurrido las mayores atrocidades de la humanidad, no tiene que ver con una visita turística sino con palpar la historia de una forma cruda y dolorosa. Tiene que ver con sentir una realidad no tan lejana que obliga a uno a llevar a cabo un profundo ejercicio acerca de la vida, la muerte, la empatía y la humanidad.

Con esta premisa llegamos por la tarde a la ciudad de Cracovia, en Polonia, durante un invierno muy frío con temperaturas bajo cero, con el objetivo de partir a la mañana siguiente a Oświęcim, la pequeña ciudad donde fueron construidos estos campos de concentración que ocupan una superficie de 190 hectáreas de crueldad.

Privilegios de los Kapos, dormían en habitaciones con calefacción.

Aprovechamos el trayecto de una hora desde Cracovia hasta Auschwitz- Birkenau para repasar algunos datos históricos, que resultan tan atroces como cercanos, y contextualizan la magnitud del horror de las millones de personas que han pasado por allí.

Desembarco de los judíos dentro de Auschwitz. 

Comenzamos nuestro recorrido ingresando por la famosa puerta principal donde se visualiza la frase "El trabajo los hará libres". Con voz pausada y tranquila, pero crudamente realista, nuestra guía polaca nos recordó que para las víctimas de Auschwitz, esa frase era el comienzo de una gran mentira, pues allí solo los haría libres la muerte.

Los trenes de la Muerte llegando a Auschwitz-Birkenau

Una vez dentro del recinto, nos explicó en detalle cómo era el funcionamiento del campo, nos indicó cuáles eran los distintos edificios y las actividades que se llevaban a cabo en algunas de las barracas. También cómo se racionaba y distribuía la comida, cómo se organizaba el trabajo, nos enumeró los castigos que se aplicaban y los engaños desplegados por los nazis para llevar a cabo el exterminio.

 "El Trabajo los hará libres".

Los judíos subían engañados a los trenes de la muerte, con la esperanza de ser reubicados en otras ciudades para rearmar sus vidas luego de ser perseguidos y agobiados.

Bocetos del cuaderno del Museo donde hace referencia al gas utilizado para exterminar a los judíos y latas que contenían gas.

Por esta razón en sus equipajes llevaban objetos personales valiosos, sus herramientas médicas y de trabajo, como en el caso de joyeros, zapateros o sastres.

Boceto que muestra cuando los prisioneros eran conducidos a las cámaras de gas.

Muchas de sus pertenencias se pueden ver acopiadas en los distintos edificios, imprimiéndole de esta forma magnitud a la barbarie.

Pasajeros en la rampa dejando todas sus pertenencias en los andenes.

Los nazis les robaban el dinero y los obligaban a dejar sus maletas en el anden junto al tren, para que los sonderkommandos -prisioneros destinados a esa función- las abrieran y separaran todo aquello que se considerara útil o valioso.

Ilustración que muestra cómo las familias eran desmembradas.

Todos estos bienes eran clasificados en un sector denominado "Canadá" -en referencia a la prosperidad y abundancia del país norteamericano -, y luego eran exportados a Alemania para ser reutilizados o vendidos.

Objetos robados ya clasificados por los sonderkommandos en la Barraca "Canadá".

Continuamos nuestro camino recorriendo los principales barracones que aún hoy se encuentran intactos. En la barraca 24 donde no eran admitidos prisioneros judíos funcionaba un burdel. Allí las presas eran obligadas a prostituirse, siendo reemplazadas cuando sufrían agotamiento o enfermedad. Muchas de ellas eran forzadas a esterilizaciones y abortos con desenlaces fatales.

Otro de los barracones que conocimos fue el llamado "Bloque de la muerte". Era el más temido por los prisioneros debido a los martirios a los que eran sometidos. Se les aplicaban torturas y castigos en celdas donde apenas cabía una persona, se los confinaba sin comida hasta morir de hambre o eran colgados o ejecutados en el paredón de fusilamiento.

Nuestra guía nos contó que en estos barracones, una de las figuras más temidas eran los Kapos, delincuentes comunes que gozaban de privilegios a cambio de ser funcionales al régimen nazi. Eran los dueños de la vida y de la muerte de los prisioneros judíos. Dormían en barracones con calefacción, tenían más ropa, mayor porción de comida, cigarros y alcohol.

Boceto del cuaderno de un prisionero donde muestra que ante tanto sufrimiento, muchos judíos terminaban lanzándose en la alambrada electrificada para librarse de los tormentos y la desesperación.

Nuestro recorrido nos llevó a conocer cada uno de los edificios que se encuentran en perfecto estado y que son prueba viva de una de las mayores atrocidades de la humanidad donde a la vida se le concedía muy poco valor.

La importancia de esto la manifiesta Simón Wiesenthal que recuerda cómo los soldados de las SS advertían a los prisioneros: "De cualquier manera que termine esta guerra, la guerra contra vosotros la hemos ganado; ninguno de vosotros quedará para contarlo, pero incluso si alguno lograra escapar el mundo no lo creería. Tal vez haya sospechas, investigaciones de los historiadores, pero no podrá haber ninguna certidumbre, porque con vosotros serán destruidas las pruebas. Y aunque alguna prueba llegase a subsistir, y aunque alguno de vosotros llegara a sobrevivir, la gente dirá que los hechos que contáis son demasiado monstruosos para ser creídos: dirá que son exageraciones de la propaganda aliada, y nos creerá a nosotros, que lo negaremos todo, no a vosotros. La historia de los campos, seremos nosotros quien la escriba".

Los nazis intentaron destruir las pruebas que los comprometían como criminales de guerra.
 

Concluimos nuestra visita en silencio tomándonos el tiempo suficiente para aceptar esta cruda realidad, contemplando que los cielos se tiñen de gris por las cenizas de tantas víctimas inocentes del Holocausto. Esa tarde nos fuimos a casa dejando atrás un campo vacío que hasta las almas de los prisioneros han abandonado y con la particular sensación del deber cumplido por haber sido testigos de esta historia dolorosa, pero profundamente aleccionadora para toda la humanidad.

Ante tanta crueldad, hasta las almas de los prisioneros abandonaron los campos.

Más información en parati.com.ar

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