Una relación tóxica, en cualquiera de sus etapas, atenta en contra del desarrollo personal, ya que impide el crecimiento de la relación y apunta al estancamiento. Es una relación en dónde una o ambas personas son afectadas por las conductas y actitudes del otro y como consecuencia se generan emociones y sentimientos negativos, ocasionando un desgaste emocional para los integrantes.
También se ven afectadas las relaciones familiares, sociales, laborales, y todo tipo de interacción con otras personas. Si no hay una buena comunicación, es síntoma de una relación tóxica.
La Licenciada Gabriela Martínez Castro, (MN Nº 18627), directora CEETA, explica que “la relación tóxica, quita mucho más de lo que aporta, es decir que provoca sufrimiento más que placer de estar en contacto y relacionado con un ser querido. Es una relación en la que se piensa en terminar en reiteradas oportunidades sin éxito, frustradamente no se logra romper ese vínculo”.
En la mayoría de los casos, la persona que está en una relación tóxica siente miedo y rechazo, tanto que tiene que medir sus palabras y actos para no perturbar al otro o no ser amenazado con el abandono o el fin de la relación.
También desarrolla un alto grado de ansiedad y tristeza en su vida, que compensa con los momentos de felicidad, pero estos son muy pocos en comparación con los malos; pierde la capacidad de autorregularse, necesita al otro para ser feliz y vive en un torbellino emocional, puesto que su bienestar depende de cómo le trate su pareja. Constantemente tiene el sentimiento de no ser amado, de dar más de lo que recibe y vive en un estado de alerta constante
Al respecto, la psicóloga dice que “las personas que componen este tipo de relación se sienten muy frustradas, con estados de ánimo erráticos, con ansiedad, con depresión con sensación de vacío, con ira, no logran desarrollarse y focalizar la atención en otras actividades de su vida, como puede ser lo laboral, lo académico, lo profesional, lo social”.
Y agrega que “esta constante preocupación por su pareja, o estar pendiente en general les consume mucha energía y puede derivar en Trastornos de Ansiedad, o generar más ataques de pánico en quienes padecen Trastornos de Pánico, y puede generar más nervioso y síntomas en aquellos que padecen del Trastorno de Ansiedad Generalizada o disparar el trastorno; y en el caso de la Ansiedad Social, genera más aislamiento, más timidez, más ruborización, más temblores, más sudoración, más baja autoestima, más retracción del mundo y abandonar actividades cotidianas, lo cual demuestro que esta relación irrumpe en la vida de la persona y la paraliza.”
Si bien existen tantos tipos de relaciones tóxicas como personalidades que la componen, podemos encontrar cuatro tipos muy recurrentes:
• Actitudes de control y celosía: a uno de los miembros le molesta que su pareja pase tiempo con sus familiares y amigos; controla de forma excesiva sus gastos personales; investiga constantemente sus redes sociales y dispositivos móviles, invadiendo sin permiso la privacidad; planifica la vida de su pareja sin pedirle opinión; la menosprecia e insinúa que es indispensable para su supervivencia; evita que su pareja de su opinión en reuniones, etc.
• Actitudes de falta de respeto y conflictos permanentes: uno de los miembros influye de mala manera para que su pareja cambie su estilo de vestir; le resta importancia a sus logros, incluso a tus virtudes; minimiza sus problemas; la víctima debe ceder constantemente en cualquier discusión; le hace sentir culpable de sus problemas, incluso cuando no tienen que ver con la relación; habla con tono negativo.
• Actitudes tóxicas en el ámbito sexual: si mantienes las relaciones con él o ella a pesar de no tener deseos, solo para evitar que se enfade. La persona dependiente necesita que los otros hagan aquellas cosas que no puede hacer sola puesto que no confía en sí misma ni en su criterio, necesita la opinión y la aprobación para cada paso que da. Necesita del otro para sentirse bien puesto que se minusvalora y menosprecia a sí misma; tiene baja autoestima, lo que le hace ser capaz de aguantar vejaciones con tal de mantener el vínculo. Y el problema se agrava si se relaciona con una persona tóxica y entonces ambos caerán en las manipulaciones emocionales, el dependiente a través de la tristeza, el enfado y la súplica para llamar la atención y mantener la relación, y la persona tóxica a través del menosprecio para mantener el control.
Los especialistas de CEETA recomiendan la Terapia Cognitivo-Conductual como tratamiento para personas que se encuentran dentro de una relación tóxica, por ser breve en el tiempo y focalizada en el problema, y se trabaja sobre los objetivos que tienen las personas, más allá de los costos de poder lograr esos objetivos.
“Dentro de esta terapia, se le asignarán a los pacientes tareas para hacer, más allá de los afectos que tenga esta persona que por supuesto no logra superar, para poder romper con una relación tóxica y lograr continuar con la vida con una mejor calidad”, dice Martínez Castro.
Asesoro: Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA): asistente@quasarcomunicacion.com.ar