Blancas, magentas, lilas o azules, en distintas y bellísimas combinaciones, las orquídeas Phalaenopsis se destacan por su color y por sus flores similares a las alas abiertas de una mariposa. En esta nota te contamos todas sus curiosidades y cuidados para que te animes a sumarlas al interiorismo de tu casa.
En sus diferentes colores y combinaciones, las Phalaenopsis (pertenecientes a la gran familia Orchidaceae) son un tipo de orquídeas muy populares que se destacan por la belleza y sutileza que radica en sus flores, las cuales recuerdan a las alas abiertas de una mariposa.
Sin embargo, y a pesar de su increíble potencial decorativo, tienen mala prensa: muchas personas renuncian a la belleza de una orquídea porque creen que son muy difíciles de mantener. Si bien es cierto que necesitan de algunos cuidados como toda planta, la Phalaenopsis es la orquídea de cultivo más fácil. Aquí, todas sus curiosidades y cuidados para que te animes a sumarlas a tu casa.
Originarias del sureste asiático, desde India hasta Filipinas, Indonesia y noroeste de Australia, existen aproximadamente unas 70 especies y numerosos híbridos cultivados.
Todas presentan un eje monopodial (en un solo eje), son epifitas (crecen sobre otro vegetal usándolo solo como sostén) y algunas litófitas (asociadas a rocas).
Sus hojas son grandes, de color verde oscuro, lustrosas y carnosas, ya que almacenan agua.Sus raíces son gruesas y de color plateado pueden ser redondas o aplanadas.
Sus flores son duraderas y pueden llegar a aguantar un par de meses espléndidas. Un tip: si no cortás las varas, pueden volver a florecer con flores más pequeñas.
Al ser de origen tropical, prefieren los interiores luminosos, cálidos y relativamente secos. Si bien pueden florecer casi todo el año, suelen necesitar de un descanso invernal (en estos casos conviene disminuir la frecuencia del riego).
Bonus track: las macetas ideales para esta especie son las transparentes, ya que las raíces también realizan la fotosíntesis.