Mudarse es uno de esos momentos que mezclan emoción y caos. “La ilusión de estrenar casa se cruza con las corridas, el cansancio y las decisiones tomadas a las apuradas. En ese torbellino, es muy fácil cometer errores que después cuestan caro”, afirma Constanza Delgado, arquitecta dedicada al diseño y bienestar.
Y enumera algunos de ellos: muebles que no entran, espacios mal aprovechados, ambientes que nunca terminan de sentirse propios...
Pero la buena noticia es que con un poco de planificación podés evitar los problemas más comunes que significa una mudanza.

En esta nota, Cony (en Instagram @arq.constanzadel) -además autora del libro “Diseño para el bienestar. Espacios que activan el cerebro, reducen el estrés y mejoran la salud”, apunta los 7 errores típicos antes de mudarse y 7 maneras para resolverlos.
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1. Comprar muebles sin medir bien. Es el error más repetido: enamorarte de un mueble en el local, comprarlo con entusiasmo y descubrir que no entra por la puerta, que tapa una ventana o que no deja espacio para circular.
Lo mismo pasa con las alfombras, que quedan chicas o demasiado grandes para el ambiente.
Cómo evitarlo: medí absolutamente todo antes de comprar. Anotá las medidas de los ambientes, puertas, ventanas y pasillos. Hacé un croquis en papel y llevá siempre las medidas anotadas al momento de elegir un mueble. Si podés, marcá en el piso con cinta de pintor el tamaño que ocuparía para visualizar mejor.
2. No hacer un plano de distribución. Entrar a la casa y no pensar previamente dónde va cada cosa suele terminar en muebles que se mueven de un lado a otro durante semanas, rayones en paredes y frustración.

La falta de planificación también hace que los espacios se vean más chicos o menos funcionales de lo que realmente son.
Cómo evitarlo: dibujá un plano simple de la casa. Colocá los muebles principales para ver cómo encajan y dejá espacio para la circulación.
Existen aplicaciones gratuitas para hacerlo en el celular, pero un papel cuadriculado y un lápiz funcionan igual de bien. Llegar con una idea clara de dónde va cada cosa te ahorra tiempo, esfuerzo y discusiones.
3. No definir un estilo o una paleta base. La ansiedad de la mudanza lleva a comprar por impulso: un sillón en oferta, una mesa heredada, un cuadro que te gustó en el camino. El resultado suele ser un espacio donde nada tiene coherencia, y que transmite más caos que disfrute.
Cómo evitarlo: no hace falta adoptar un estilo rígido, pero sí conviene definir una paleta de base (dos o tres colores) y un estilo general (minimalista, nórdico, industrial, clásico, etc.). Eso te va a dar un norte para elegir piezas y asegurarte de que todo, aunque sea distinto, conviva con armonía.
4. No planificar el guardado. Es común pensar solo en los muebles grandes —sofá, mesa, cama— y olvidarse de dónde guardar lo cotidiano. Una vez mudados, aparecen cajas sin abrir, ropa que no entra en el placard y objetos que se acumulan en la mesada. El desorden se instala y parece imposible de resolver.
Cómo evitarlo: antes de mudarte, analizá cuánto espacio real de guardado vas a tener y si es suficiente. Pensá en placares, alacenas, estantes y muebles multifunción (camas con cajones, bancos con espacio interno, bibliotecas que dividan ambientes). Invertir en soluciones de guardado al principio es la clave para evitar el caos después.

5. No organizar la mudanza por etapas. Llenar cajas al azar y llevar todo de golpe genera semanas de desorden y búsqueda desesperada de lo básico. Lo urgente —ropa de cama, toallas, vajilla— queda enterrado debajo de cosas que no vas a usar en meses.
Cómo evitarlo: embalá con criterio. Etiquetá cada caja con su contenido y el ambiente al que pertenece. Prepará además una “caja de esenciales” con lo que vas a necesitar el primer día: sábanas, toallas, vajilla mínima, artículos de higiene, medicamentos y cargadores. Esa caja tiene que ser la primera en abrirse.
6. No revisar los detalles técnicos antes de mudarte. Un error muy frecuente es asumir que todo en la casa nueva funciona bien. Y la sorpresa suele venir después: enchufes mal ubicados, instalaciones eléctricas que no soportan electrodomésticos, presión de agua insuficiente o llaves de gas en mal estado.
Resolverlo una vez instalado es incómodo, caro y, en algunos casos, hasta riesgoso.

Cómo evitarlo: hacé un chequeo previo con tiempo. Probá todas las canillas y duchas para verificar la presión y la temperatura del agua. Revisá la cantidad y ubicación de los enchufes: hay suficientes en la cocina, en el living, cerca de la cama? Si tenés gas, asegurate de que las llaves estén en buen estado. Si podés, pedí a un profesional que revise la instalación eléctrica. Detectar estos detalles antes de mudarte puede ahorrarte muchos dolores de cabeza.
7. Dejar la decoración para después. Muchos piensan: “Primero me instalo, después decoro”. El problema es que ese “después” se estira meses o años, y la casa nunca termina de sentirse propia. Vivir con paredes vacías o sin un detalle personal genera la sensación de transitoriedad.
Cómo evitarlo: no hace falta resolver toda la decoración de golpe, pero sí conviene sumar un detalle en cada ambiente apenas te mudás. Una planta, una lámpara cálida, un cuadro o un textil que te represente. Son gestos simples que hacen que la casa empiece a sentirse tuya desde el primer día.

Mudarse es mucho más que cambiar de lugar: es empezar una nueva etapa. Y planificar antes de entrar es la mejor forma de disfrutarla sin estrés. Evitar estos errores típicos te va a permitir ahorrar tiempo, plata y energía, y sobre todo, lograr que tu casa se sienta como un verdadero hogar desde el principio.

