Si bien no existe una opción mejor que la otra y la decisión final dependerá de diferentes aspectos, preparamos una guía con todo lo que necesitás saber.
El baño es uno de los ambientes más importantes de la casa. Es por eso que a la hora de diseñarlo o reformarlo, resulta indispensable analizar con detenimiento todas las posibilidades.
Una de las decisiones más difíciles de tomar y que merece un buen análisis, es la elección entre una ducha o una bañera. Si bien no existe una opción mejor que la otra y la decisión final, como siempre, dependerá de diferentes aspectos, preparamos una guía con los pros y contras de cada una para que te ayude a definir cuál es la opción perfecta para tu baño.
Como punto de partida es importante tener en cuenta que no se trata de opciones incompatibles o excluyentes. Sin embargo, cuando los metros escasean, hay que elegir entre una u otra. Ahora bien, si el espacio no es un problema, ¿por qué no apostar por ambas y beneficiarse con las ventajas de cada una?.
Las duchas son grandes aliadas de los baños pequeños. Por eso si este es tu caso, no lo dudes más: apostá por una ducha.
¿Quién no soñó alguna vez con sumergiese en una bañera luego de un día intenso, o preparar un buen baño de burbujas para relajar y desconectar? Hay que reconocerlo: las bañeras tienen un toque mágico y encantador.
Sin embargo, se necesita de un buen espacio para poder hacerlo realidad. Las medidas mínimas de las bañeras rectangulares estándar son de 70 x 140 cm, por lo que si el ambiente es pequeño, no es la mejor opción ya que se perdería la funcionalidad y la estética. Pero si no es el caso, te contamos cuáles son las ventajas de incorporar este objeto de deseo.