El arte en las oficinas: mucho más que un cuadro lindo en la pared
 

El arte en las oficinas: mucho más que un cuadro lindo en la pared

El arte en las oficinas: mucho más que un cuadro lindo en la pared
Cada vez más empresas suman obras de arte en sus espacios de trabajo. ¿Capricho estético? Para nada. Esta tendencia tiene impacto real en la creatividad, la toma de decisiones y hasta en el bienestar del equipo. En esta nota, Eduardo Tortorelli, escultor, lo explica con claridad.
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Durante años, las oficinas fueron pensadas como lugares funcionales: escritorios, computadoras y, si había suerte, una planta para decorar. Pero eso cambió. Hoy se entiende que un espacio de trabajo es también un entorno emocional y mental donde se resuelven problemas, nacen ideas y se toman decisiones clave. Y en ese contexto, el arte no solo embellece: potencia.

El arte transforma ambientes rutinarios en espacios estimulantes, despierta la imaginación, reduce el estrés y favorece una mentalidad abierta y flexible. Al integrar obras de arte en sus oficinas, las organizaciones no solo humanizan sus espacios, sino que crean escenarios propicios para la innovación y el pensamiento estratégico. Porque cuando el entorno inspira, la mente fluye con más claridad, creatividad y confianza”, explica Eduardo Tortorelli (@eduardotortorelliok), escultor.

Arte en las oficinas para potenciar la creatividad y la toma de decisiones

No es casual que cada vez más compañías decidan invertir en obras originales para sus oficinas. El arte dejó de ser un lujo o una cuestión decorativa y se transformó en una herramienta estratégica. ¿Por qué? Porque comunica valores, genera identidad y –muy importante– impacta en cómo se siente la gente en su día a día.

Un estudio del Comité de Negocios de Artes y la Asociación Internacional de Asesores de Arte Profesional lo confirma:

  • El 82% de los empleados cree que el arte es importante en su entorno laboral.
  • El 73% dice que su percepción de la empresa cambiaría negativamente si se eliminaran las obras.

Y no es solo una cuestión de percepción. Incorporar arte también ayuda a proyectar una imagen de marca más fuerte, más coherente, más humana. Lo entendieron empresas como Goldman Sachs, que en 2007 encargó un mural gigante a la artista Julie Mehretu para su sede en Manhattan. No es solo una obra impactante: es una declaración de principios. Habla de creatividad, de compromiso, de visión.

En Argentina también hay casos cercanos y algunas entidades de salud privadas trabajaron con artistas locales para llenar de murales sus oficinas en CABA y el interior del país. No es solo estética: es conexión con la comunidad y con quienes habitan ese lugar.

Ahora bien, no se trata de colgar cualquier cuadro y listo. El arte en una oficina tiene que tener sentido. Tiene que contar algo. Como explica una curadora citada en el texto:

“Cuando uno está pensando en un ambiente para trabajar, es muy desmotivador tener solo una pared blanca o un cartel corporativo. Las personas necesitan microsegundos de desconexión visual, algo atractivo que mirar", asegura Tortonelli.

Y agrega: “Las obras de arte permiten perderse. Son como chicle para los ojos, ayudan a pensar y generan espacios mucho más dinámicos.”

Así que ya sabés: si estás armando una oficina, no subestimes el poder de una obra de arte. No se trata de decorar: se trata de crear un entorno vivo, estimulante y con identidad.

"El arte en las oficinas no es un lujo ni un simple adorno: es una inversión en cultura corporativa, bienestar emocional e innovación", concluye el experto.

Fotos nota: Eduardo Tortorelli, escultor.

Foto de portada: Oficina de Grupo MASS / Archivo Para Ti Deco.

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