Al igual que la cerámica, el arte en mosaico se convirtió en una tendencia de bienestar que cada vez suma más adeptos.
Esto se ve reflejado en la alta demanda que están experimentando los talleres de mosaiquismo en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, los cuales parecen consagrarse como el refugio ideal para quienes buscan conectarse con ellos mismos y relajarse.
En esta nota, la artista en mosaico Karina Fucile (@kf.mosaic) nos cuenta todo lo que hay que saber sobre este boom y cuáles son los beneficios que ofrece para la salud mental.
La historia del arte en mosaico
Desde tiempos milenarios, los mosaicos son una forma de arte popular en varias culturas alrededor del mundo. Los historiadores ubican el origen del mosaquismo en la Mesopotamia, alrededor del año 3000 a.C.
Compuestas de marfil, caracoles y piedras, estas piezas decorativas y abstractas sentaron las bases de mosaicos realizados miles de años después en la antigua Grecia y el Imperio romano. Pero, a diferencia de los fabricantes mesopotámicos, los artistas clásicos optaron por crear imágenes, patrones y motivos en sus mosaicos.
Aunque los artistas del Renacimiento rechazaron este tipo de arte, el mosaico fue revivido por los modernistas: desde el gran Antoni Gaudí hasta los diseñadores art déco, los artistas modernos ayudaron a mantener viva esta antigua forma de arte y asentaron las bases para los creadores de mosaicos actuales.
El mosaiquismo hoy y sus beneficios para la salud mental
Se dice que el arte en mosaico hoy es el refugio de quienes buscar la transformación y relajarse, liberar el estrés, calmar la ansiedad, aprender a expresarse y estimular la mente.
"El mosaiquismo mejora nuestra creatividad, beneficia nuestra comunicación, nos ayuda a enfocarnos en el aquí y ahora, a reforzar nuestra autoestima y la capacidad de resolver problemas", asegura la artista Karina Fucile.
La experta asegura que las piezas, llamadas teselas, se pueden colocar directamente sobre diferentes soportes, como madera, vidrio, metal, fibrocemento, entre otras, y así crear todo tipo de objetos decorativos y funcionales.
Por otro lado, explica que las obras en mosaico están compuestas de porcelanas, vidrios, vajillas, azulejos, venecitas, metales y toda pieza que se quiera utilizar para ser re-significada. Todo esto se va encajando meticulosamente y poco a poco comienza a cobrar forma y sentido.
"Es un arte que requiere paciencia y disciplina para lograr la composición perfecta. Surgen corazones, flores, pájaros, retratos, paisajes... Cada persona que trabaja en un mosaico deja un poquito de su ser en la obra", cuenta Karina.
-¿Cómo y por qué fue que comenzaste a incursionar en el arte del mosaiquismo?
-Siempre me dedique al área creativa digital pero me apasionaba la magia de crear trabajando con mis manos, usando todo tipo de elementos. Hace unos años, descubrí el mosaico como arte, comencé a interiorizarme en las técnicas, estudié y me formé. A través del mosaiquismo transformé mi interior. En cada obra hay un pedacito de mí y sé que va a empoderar a todo aquel que lo esté viendo. Las obras llegan al corazón. El mosaico da vida, alegra, emociona, conmueve y apasiona.
-¿Cuáles son los materiales que más utilizas?
-Muchísimos. Por ejemplo metales, cables, azulejos, cerámicas, vidrios, piedras, cortezas de arboles, lajas, mármoles, smalti, gemas... También fabrico mis propios materiales cuando necesito colores y texturas diferentes. ¡Los volquetes pasaron a ser mi obsesión!.
-¿Cómo surgió la idea de los talleres de mosaico?
-Me encanta enseñar y poder compartir mis conocimientos abriendo la mente y los corazones a través del arte. Claramente también yo aprendo mucho de ellos, compartir, enseña. Para algunos puede ser un hobby, un pasatiempo, un momento de desconexión del día a día. Para otros es arte y pasión. Cada persona le da magia a su expresión ¡y eso me fascina!
-¿Quiénes concurren?
Mujeres de todas las edades, profesionales con horarios flexibles, personas que quieren conocer la técnica. También se sumaron muchas personas por la recomendación de sus terapeutas, para que hagan una actividad grupal y creativa.
-¿Y qué es lo que más hacen?
Las intervenciones de objetos o de algún rincón de la casa. También los retratos de mascotas son muy solicitados como forma de tener un recuerdo especial del “miembro de la familia” que ya no está.
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