En una ciudad, muchas empiezan a buscar otra forma de habitar. Y no se trata solo de tener mas metros, sino de contar con más luz, más aire y una relación más directa con el exterior.
Por este motivo, los PH (propiedad horizontal) vuelven a ser una tipología muy valorada por su escala, su calma y su manera de vincularse con la vida urbana.
“Históricamente, los PH surgen a partir de la casa chorizo, una tipología tradicional de la ciudad pensada para terrenos angostos y profundos”, describe Constanza Delgado, arquitecta dedicada al diseño y bienestar. “De esa lógica de patios y espacios abiertos nacen viviendas luminosas, bien ventiladas y de escala doméstica”.

Hoy, los PH se posicionan como una alternativa real para quienes buscan calidad de vida sin irse de la ciudad.
5 razones para amar vivir en un PH “como en una casa”

El PH no responde a una única forma: puede ser de una o dos plantas, estar en planta baja o en un primer piso.
¿Y por qué queremos tanto a los PH? Constanza Delgado (en Instagram @arq.constanzadel) autora del libro “Diseño para el bienestar. Espacios que activan el cerebro, reducen el estrés y mejoran la salud”, enumera los motivos:
1. Ofrecen una sensación más cercana a la de una casa que a la de un departamento tradicional.
2. Suelen tener mejor entrada de luz natural y ventilación cruzada.
3. Permiten una relación directa con el exterior, incluso en superficies chicas.
4. Tienen menos vecinos y menos circulación común, lo que aporta mayor privacidad.
5. Facilitan una vida más tranquila sin resignar ubicación urbana.
PH: la neuroarquitectura y el bienestar le sientan bien

Desde la neuroarquitectura —disciplina que estudia cómo los espacios influyen en nuestras emociones, conductas y niveles de estrés—, muchas de las características propias de los PH pueden leerse como aliadas del bienestar cotidiano.
Más luz natural: la entrada de sol ayuda a regular los ritmos biológicos, mejora el estado de ánimo y favorece la concentración, algo frecuente en PH con patios o múltiples frentes abiertos.
Ventilación cruzada: los espacios bien ventilados generan mayor confort térmico y reducen la sensación de encierro.
Relación con el exterior: patios, terrazas o expansiones, incluso chiquitas, funcionan como reguladores del estrés y aportan una conexión diaria con lo natural lo que nos hace sentir mejor.

Escala doméstica: menos unidades y recorridos más simples hacen que el entorno se perciba como más previsible y controlable, algo clave para la sensación de seguridad emocional.
Circulaciones abiertas: pasillos y escaleras exteriores reducen la sobreestimulación típica de los edificios cerrados y hacen que los desplazamientos sean más amables.
Desde el diseño y el bienestar, el PH no es solo una tipología arquitectónica, sino una forma de habitar la ciudad que responde mejor a las necesidades emocionales de la vida urbana.
Qué conviene mirar antes de elegir un PH

Constanza Delgado también apunta lo que tenés que mirar antes de elegir un PH y comparte sus claves de diseño para potenciarlo.
Orientación y cantidad de horas de sol real que recibe. Estado general de la construcción, sobre todo en PH antiguos. Condición de cañerías, instalaciones y estructura. Accesos compartidos y nivel de mantenimiento. Relación con los vecinos y uso de los espacios comunes.
Y sobre cómo lograr la mejor versión de tu PH, indica:

Priorizar la entrada de luz natural por sobre la cantidad de metros construidos. Diseñar la planta para que los espacios se vinculen visualmente, evitando compartimentaciones innecesarias. Aprovechar la altura disponible mediante entrepisos o dobles alturas cuando la normativa lo permite. Unificar materiales, tonos y pisos para dar continuidad visual y sensación de amplitud. Incorporar vegetación de manera integrada al espacio, como parte del diseño y no solo como decoración.
Más allá de las tendencias, los PH proponen una manera de vivir la ciudad desde una escala más amable. Son espacios que respiran, espacios que muchas veces funcionan como un oasis en pleno entorno urbano


