¿Qué buscan hoy los desarrolladores? ¿Y los usuarios? ¿Cuáles son las zonas calientes para invertir y qué pasa con la arquitectura en tiempos de incertidumbre económica? El real estate dejó de ser solo ladrillos y metros cuadrados. Hoy se trata de diseño, experiencia, comunidad y estrategia.
Hablamos con Santiago Peña Fiorda, Co-Founder del estudio de arquitectura Experiencia Dogma, para entender hacia dónde va el mercado y qué están buscando los desarrolladores (y los usuarios) en 2025.

Tendencias que están redefiniendo el real estate en Argentina
1. De edificios a ecosistemas: vivir, trabajar y conectar en un solo lugar
La tendencia es clara: los proyectos de usos mixtos están marcando la agenda. ¿Por qué? Porque el mercado cambió y el usuario también.
“Hoy estamos viviendo una marcada tendencia hacia proyectos de usos mixtos que entienden que la arquitectura y el urbanismo son herramientas para construir comunidades significativas, donde cada componente aporta valor al conjunto. Ya no alcanza con concebir edificios puramente residenciales”, explica Santiago Peña Fiorda.
Se prioriza el diseño centrado en la experiencia: coworkings, lobbies activos, locales curados, amenities pensados con cabeza. Porque hoy el usuario quiere vivir en un entorno que se parezca a su estilo de vida, no en una torre aislada que no dialoga con nada.
2. El nuevo norte: Núñez y Saavedra, la movida inmobiliaria del momento
Las zonas más tradicionales empiezan a ceder lugar a barrios con conectividad, identidad barrial y nuevos polos de desarrollo.
Núñez brilla fuerte con el Polo de la Innovación y el desembarco de JP Morgan. “Una operación a 10 años por alrededor de 150 millones de dólares, que además requerirá una inversión de 55 millones para adaptarse a los requerimientos de la compañía”, remarca el profesional.
Y también Saavedra, que se perfila como el nuevo hotspot para desarrolladores: verde, conectado y con esa vibra de comunidad que cada vez pesa más a la hora de invertir.

3. Chau al monoambiente gris: llega el diseño con propósito
“La ecuación cambió. El metro cuadrado sigue siendo relevante, pero ya no es el único indicador de éxito para un proyecto inmobiliario”, asegura Peña Fiorda.
Hoy importa si el depto tiene luz, si entra un escritorio sin invadir la cama, si podés almorzar y trabajar sin reacomodar todo. Lo mismo pasa con los amenities: adiós al SUM vacío, hola a laundries con ping pong, coworking o metegol.
El usuario quiere flexibilidad, diseño funcional y experiencias compartidas, incluso en los espacios más básicos.
4. ¿Crisis? Más estrategia, menos commodity
En tiempos económicos complejos, el real estate se pone creativo. “La economía actual obliga a pensar los proyectos de manera mucho más estratégica e inteligente. Ya no alcanza concebir edificios como simples commodities donde la única variable de competencia sea el precio”, remarca.
La clave: diferenciarse por experiencia, no por rebaja. El usuario está informado, exige valor real y quiere que el lugar donde vive o trabaja le aporte algo más. El edificio ya no es un contenedor: es parte de una narrativa.
5. Sustentabilidad: del discurso a la demanda real
“La generación millennial y la generación Z poseen criterios de vida donde la sustentabilidad, la eficiencia y la relación respetuosa con el entorno son pilares básicos”, detalla Santiago.
El usuario joven ya no negocia: quiere eficiencia, ahorro energético y propuestas verdes. Aunque en Argentina vamos más lento que en países nórdicos, la ola viene con fuerza. La sustentabilidad ya no es una opción, es el nuevo mínimo aceptable.


