El minimalismo nos dio orden, paz y mucho blanco. Pero admitámoslo: también nos sacó un poco de "alegría" visual. Este 2025 -y sobre todo el 2026-, el maximalismo vuelve con fuerza y trae una consigna clara: más es más, pero con sentido.
Nada de acumular cosas porque sí: acá se trata de expresarte, jugar con las formas, los colores y las texturas y hacer que tu casa grite “¡esto soy yo!” desde cada rincón.
¿Querés sumarte pero no sabés por dónde empezar? Te dejamos una guía 100% libre de caos, pero cargada de estilo.

Cómo sumarte al maximalismo decorando tu casa
1. Arrancá por una base neutra (aunque no lo parezca)
Aunque el maximalismo es puro impacto, tener una base tranquila ayuda a que todo se luzca. Elegí paredes claras, pisos lisos o muebles grandes en tonos sobrios. Así los objetos con onda no compiten entre sí y todo tiene su lugar para brillar.

2. El mix de estampas es tu nuevo mejor amigo
Rayas con flores, cuadros con animal print, arabescos con rayitas. Todo vale, pero la clave está en repetir al menos un color entre ellos. Así la mezcla tiene sentido y no parece sacada de un carnaval fuera de control.

3. Colores intensos: sí, pero con foco
Podés elegir un color protagonista (como un verde esmeralda, azul profundo o mostaza) y repetirlo en distintos objetos, como un sillón, una lámpara o una obra de arte. Eso genera unidad, aunque todo lo demás sea bien diverso.

4. Objetos con historia (y sin culpa)
El maximalismo ama lo heredado, lo vintage, lo encontrado en ferias o en viajes. Es el momento de sacar esa lámpara kitsch heredada, los platos colgados en la pared o esa colección de latas que nunca sabías dónde poner.

5. Arte, arte, arte
Cuadros, ilustraciones, fotos, afiches de recitales, espejos con marco dorado o esculturas raras. Todo entra en el universo maximalista. Armá una galería en una pared o apoyalos sobre estantes. El truco: distintas escalas, un punto común y cero miedo.

6. Texturas que suman capas
No es solo lo visual: el maximalismo también se siente. Mantas de lana sobre sillones de terciopelo, almohadones con flecos, alfombras sobre alfombras. Cuantas más capas y contrastes táctiles, mejor.

7. Iluminación: clave para no saturar
Aunque sumes muchas cosas, la luz adecuada ordena todo. Usá lámparas cálidas, veladores, guirnaldas o apliques que generen rincones acogedores. La idea es que todo se vea intencional, no como un depósito de objetos con luz blanca de hospital.

8. Agrupá con criterio
El maximalismo no es “todo desparramado por ahí”. Agrupá objetos por color, por tipo o por estilo en una bandeja, una repisa o una mesa. Eso genera foco visual y hace que se vea pensado (aunque no lo sea tanto).
9. Sumá humor y guiños kitsch
Un florero o cuadro excéntrico, una lámpara con forma rara, una silla que parece sacada de un set de película. El maximalismo permite jugar y reírse un poco de la seriedad de la deco.

Volver al maximalismo no es llenar tu casa de cosas, es llenarla de vos. De lo que te gusta, te emociona o te divierte.
Y si lo hacés con intención (y algunos trucos de orden visual), vas a lograr una casa con identidad, sin necesidad de un caos total. Animate al color, al mix, a lo inesperado… y dejá que tus ambientes hablen fuerte y claro.

Fotos: Pinterest.


