El 21 de Junio se festeja el Día Internacional del Yoga. Laura Lebedinsky enseña Yoga Ashtanga y en esta nota nos explica sus beneficios.
En el año 2014, las Naciones Unidas proclamaron el 21 de junio como Día Internacional del Yoga. En este séptimo festejo internacional, la práctica del yoga cobró mayor relevancia por las consecuencias negativas de la pandemia de Covid-19: muchas personas sufrieron ansiedad, depresión y trastornos mentales, aspectos de la salud tan importantes como el bienestar físico. Y cada vez hay más adeptos a esta práctica milenaria.
Existen distintos tipos de yoga y la elección de cada estilo es muy personal. Cuando alguien piensa en empezar a practicarlo, lo mejor que puede hacer es probar y ver donde se siente más cómodo e identificado y eso va a tener que ver con sus propias necesidades físicas y mentales.
Los estilos de yoga más conocidos son, por un lado los más lentos y estáticos, pero no menos intensos:
Y los más dinámicos y fluidos son:
Practicar yoga proporciona numerosos beneficios. Acá los enumeramos:
Laura Lebedinsky es profesora de Yoga Ashtanga: "Probé una clase por cuestiones de practicidad, tiempos y cercanía y me enamoré. Sentí un nivel de afinidad con la modalidad de la práctica y su método de enseñanza que me quedé allí. Luego, sus beneficios y la manera en que fui notando cambios y transformaciones a todo nivel, hicieron que el Ashtanga se volviera mi modo de vida", dice de esta práctica "que comenzó a dictarse en Argentina hacia fines de los noventa".
Nos aclara que la presencia de un buen maestro hace la diferencia siempre. "Tuve a dos grandes: Marta Lopez, con quien conocí el Ashtanga en el año 2003 y con quien comencé a asistir primero y luego a enseñar en 2005. Ella fue quien me abrió la puerta de un mundo que yo desconocía y por eso fue muy importante: su manera de acercarme de modo simple a la técnica hizo que todo fuera muy fluido", continúa.
"Luego, desde 2010 Andrea Martinez, quien continúa siendo mi maestra, es un apoyo incondicional, fuente de inspiración, confianza y fortaleza. El proceso de aprender y de enseñar es infinito y uno no puede ser sin el otro. Ahí radica la importancia de un buen maestro", agrega Lebedinsky.
"En Argentina no existen certificaciones oficiales que habiliten la tarea de enseñanza del Ashtanga de modo específico. Existe en La Universidad del Salvador una Tecnicatura Universitaria en Yoga y luego montones de instructorados y profesorados de todo tipo y color. En India, Sri Pattabi Jois es el principal divulgador de esta práctica y hoy su nieto, Sarath Jois, es quien entrega la certificación", explica Laura.
Y agrega: "En mi opinión personal, para enseñar, hay que practicar durante varios años - un mínimo de 5- de manera constante y disciplinada, con un maestro que a su vez tenga una formación sólida y complementar dicha práctica con estudios específicos de Pedagogía, Anatomía, Filosofía, Hatha Yoga…".
-La práctica tiene numerosos beneficios tanto a nivel físico, como mental y emocional. A nivel físico proporciona fuerza y resistencia, al mismo tiempo que brinda elongación y conciencia corporal y de la respiración. Desde el punto de vista emocional, el trabajo con la respiración y la dinámica silenciosa de las clases, brindan calma, claridad y seguridad. A nivel mental ayuda a desarrollar la concentración, la memoria y un pensamiento lúcido.
-Sí, sin dudas. Es una práctica súper integradora y la sensación de que lo psíquico y lo físico se cultivan y fusionan en estado de bienestar es notable desde las primeras experiencias. ¡Yoga es (re)unión! Y el Ashtanga hace de eso una experiencia cotidiana de crecimiento y vitalidad.
-La pandemia nos implicó transformar nuestra manera de vivir y a los maestros encontrar una modalidad que nos permitiera sostener las prácticas y a nuestros alumnos. Fue revolucionario… La práctica entró en las casas, en el ámbito privado. Fue hermoso ver practicar a madres con sus hijos, las mascotas, los diferentes espacios que se llenaban de yoga, y sentir que ese momento era un recreo, un bálsamo en medio de tanta angustia. Fue un proceso de mucho crecimiento, reconocer la esencia de la práctica y poder trascender los formatos.
-¡Sí, hago retiros de yoga! Los llamo “Experiencias de práctica y descanso en la naturaleza”, y considero que son súper importantes y placenteros. Poder cortar con el cotidiano, con el ritmo de la ciudad, encontrar tiempo de descanso, expansión, disfrutar de diferentes paisajes, profundizar en la práctica, conocer gente afín o poder darse tiempos de silencio y calma.
Los retiros están dirigidos a cualquier persona que quiera practicar yoga, alimentarse saludablemente y descansar en un contexto diferente, fuera de la ciudad. No es necesario haber hecho yoga antes; en los grupos siempre hay diversidad, gente con muchos años de práctica y quienes nunca han hecho nada… Y eso justamente le da riqueza a la experiencia.
Laura da clases para principiantes y para avanzados. Actualmente tiene sus espacios en Boedo y Colegiales, CABA. Pero también hay profesores que dictan esta práctica en Rosario, Córdoba, Misiones, San Juan, Mendoza, San Luis, Merlo, Bariloche, Puerto Madryn, El Bolsón, San Nicolás, Santa Fé, La Plata y La Pampa.
Asesoró la profesora Laura Lebedinsky/ www.lauralebeyoga.com.ar IG @lauralebeyoga