Hay momentos en los que sentís que no te da más nada: el cuerpo está pesado, la cabeza no para y el alma pide silencio. No tiene que pasar algo “grave” para que eso ocurra: a veces es solo el peso de sostener el trabajo, la familia, los vínculos, las cuentas y, encima, la exigencia de “estar bien” todo el tiempo.
Eso mismo le pasó a Santiago Bras Harriott, coach personal y fundador de Coaching Argentina. Durante años trabajó sin pausa, viajaba constantemente y medía el éxito en función de cuánto hacía. Hasta que un día se desmayó de cansancio. Ahí entendió que el bienestar no tiene que ver con sumar más cosas, sino con volver a uno mismo y revisar desde dónde se vive el día a día.
Con el tiempo y después de acompañar a cientos de personas, fue descubriendo algo que puede alivianarte: no necesitás grandes revoluciones para volver a sentirte mejor. El equilibrio real se construye con pequeños gestos diarios. A continuación, cinco hábitos simples para empezar a hacerlo hoy.
Hábito 1: Empezar el día con vos, no con el celular
Según Bras Harriott, el 90% de las personas se despierta y lo primero que hace es mirar el teléfono. Al hacerlo, entrás en el mundo de los demás antes que en el tuyo: notificaciones, mensajes, pendientes, noticias. Tu cuerpo recién se está despertando, pero tu mente ya está en modo alerta.
La invitación es cambiar el orden. Antes de desbloquear la pantalla, regalate 10 minutos para vos. Podés:
- Respirar profundo unas cuantas veces.
- Estirarte y sentir el cuerpo.
- Agradecer algo concreto del día que empieza.
Es una forma simple de marcarle el tono a tu jornada: en palabras del coach, es decirle al universo “hoy conduzco yo”, en lugar de arrancar corriendo detrás de lo que pasa afuera.
Hábito 2: Recordar que no todo lo que pensás es verdad
Cuando estás cansada o saturada, la mente tiende a armar historias: imagina escenarios catastróficos, agranda problemas o trae miedos del pasado al presente. Esa “novela mental” puede aumentar la ansiedad y el malestar.
Cada vez que detectes que tu cabeza se disparó, Santiago propone un gesto simple: repetir internamente “esto es un pensamiento, no una realidad”. Ese pequeño paso te coloca del lado de quien observa, en lugar de creer automáticamente todo lo que pasa por tu mente.
Al tomar distancia, recuperás poder de decisión: podés elegir qué ideas alimentar y cuáles dejar pasar, en vez de quedar atrapada en el ruido mental.
Hábito 3: Salir a caminar sin auriculares
Caminar está en casi todas las listas de hábitos saludables, pero acá la propuesta tiene una particularidad: hacerlo sin música, sin podcasts, sin audios, sin scroll. Solo vos, tus pasos y lo que te rodea.
Bras Harriott lo define como una “meditación en movimiento”. Al no tapar el silencio, podés:
- Sentir el aire en la cara.
- Mirar los árboles, las personas, la ciudad.
- Dejar que los pensamientos bajen solos, sin forzarlos.
No se trata de “aprovechar” ese rato para consumir más información, sino de permitir que el cuerpo se mueva y el alma respire. A veces no necesitás resolver nada: solo crear un espacio en el que la mente pueda aflojar.
Hábito 4: Decir “no” sin culpa
Otro punto clave del bienestar, según el coach, tiene que ver con los límites. No solo hacia las personas, sino hacia todo aquello que te drena: compromisos que ya no querés sostener, rutinas que dejaron de tener sentido, dinámicas que se sienten agotadoras.
Aprender a decir “no” con amor (y sin largos párrafos de explicación) es una forma de resguardar tu energía. Cuando decís no afuera, en realidad estás diciendo sí adentro: a tu descanso, a tu salud mental, a tu espacio personal.
Empezar puede ser incómodo, sobre todo si estás acostumbrada a complacer. Pero cada “no” honesto es un movimiento hacia una vida más alineada con lo que necesitás de verdad.
Hábito 5: Rodearte de energía viva
El entorno moldea tu estado de ánimo más de lo que pensás. Personas con las que hablás todos los días, lugares en los que pasás horas, contenidos que consumís: todo eso suma (o resta) energía.
Santiago sugiere prestar atención a tres frentes:
- Personas: priorizar los vínculos que inspiran, acompañan y celebran tus logros.
- Lugares: buscar espacios que te resulten agradables, aunque sea una esquina de tu casa donde te sientas en calma.
- Estímulos: elegir música, lecturas o contenidos que te eleven, en vez de quedarte en la queja permanente.
Si estás rodeada de negatividad, es más probable que se apague tu propia luz. En cambio, cuando te sumergís en ambientes donde hay pasión, entusiasmo y ganas de crecer, la vida empieza a fluir de otra manera.
Volver a estar bien: un ejercicio cotidiano
Sentirse bien no significa estar feliz todo el tiempo ni tener una vida perfecta. Es poder atravesar los días raros sin abandonarte, cuidar tu cuerpo cuando está cansado, observar lo que pensás sin creerlo todo, hablarte con más paciencia y darte tiempo para lo que te hace bien.
Como resume Bras Harriott, muchas veces no hace falta cambiar toda la vida para volver a sentirse en eje: a veces alcanza con “respirar distinto”, revisar la forma en la que empezás la mañana, el modo en que escuchás tus pensamientos o la energía de las personas que te rodean.
Cada día es una oportunidad para regresar a vos, con menos ruido y más verdad. Y estos cinco hábitos pueden ser un punto de partida simple y posible para empezar hoy mismo.
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