Siempre es difícil hablar de la muerte -es casi un tema tabú- pero es necesario hacerlo y, especialmente, comprender cuáles serán las emociones que transitaremos durante el duelo y porqué es tan importante procesarlas hasta lograr aceptar la partida de un ser querido
Cuando un ser querido nos deja, cuando esa persona a la que estábamos acostumbradas a tratar se va de nuestra vida para entrar en otro plano, entran en juego toda una serie de factores que nos impiden llevar a cabo este paso obligado de la vida a la muerte en serenidad y aceptación.
De entrada, la muerte es el gran tabú de nuestra sociedad. Se puede hablar de cualquier barbaridad a la hora de la comida, en las noticias, cualquier crimen; pero hay un tema del que no se habla, o no se hace con propiedad. Cuando algún ser pasa al otro lado, la sensación de pérdida para los que se quedaron es enorme, sobre todo por la falta de información de qué es lo que pasa cuando alguien muere.
Desde la visión del Método Amaranta -y siempre respetando todas las demás creencias- el alma no desaparece con la muerte sino que sigue adelante en su proceso de reencarnaciones; por lo tanto la muerte no es una despedida sino un “hasta luego” temporal, puesto que las almas se suelen encarnar en los mismos lugares o bien se atraen para encontrarse, para poder liberar karmas y resolver lo que les quede pendiente.
Es por esto que “reconocemos” muchas veces a las personas cuando las encontramos por vez primera o nos recuerdan a alguien o nos suenan de algo…
Partiendo de esta base, podremos enfrentar mejor las distintas emociones negativas que se manifiestan en un duelo. Voy a dar una pequeña guía de como contrastar estas energías, resolverlas y superarlas.
Se puede acudir a un terapeuta del método Amaranta para que ayude en estos procesos.
Éstas emociones son:
Vivir la pérdida de un ser querido es algo intenso e inevitable, con lo que nos tenemos que enfrentar más a menudo de lo que quisiéramos. Nos dejará sin duda una enseñanza, que tendremos que entender e integrar. Y su ser nos acompañará y estará presente durante un tiempo, antes de su próxima encarnación, pero dejémosle ir, pues su camino sigue y el nuestro también. Y seguramente volveremos a encontrarnos…
La palabra clave es aceptación. La aceptación incluye compasión, amor y perdón; conexión y entendimiento.
Aquí comparto algo del método para ayudar a procesar y superar estos procesos de una manera más serena. Espero que os sirva, pero eso no evitará las lágrimas, puesto que los lutos hay que llorarlos, para que se sanen esas heridas internas que no entendemos. ¡Pues el llanto es el agua que sana!
Autora de esta nota: Amaranta, www.metodoamaranta.com
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