Estar sin estar: el desafío de recuperar la atención en el trabajo - Revista Para Ti
 

Estar sin estar: el desafío de recuperar la atención en el trabajo

En tiempos de multitarea y automatización emocional, muchas personas atraviesan sus jornadas laborales con el piloto automático encendido. Esta nota propone una pausa para repensar cómo habitamos el trabajo, qué sentido le damos a lo que hacemos y por qué recuperar la presencia —emocional, mental y corporal— se volvió una necesidad urgente.

Nos pasa más seguido de lo que admitimos. Terminamos una reunión sin saber muy bien qué se resolvió. Respondemos mails sin registro de lo que escribimos. Avanzamos tareas mientras pensamos en mil otras cosas. Y al final del día, sentimos que estuvimos… pero no estuvimos. Cuerpos presentes, mentes ausentes.


Este fenómeno —normalizado y silencioso— está lejos de ser menor. Según el Microsoft Work Trend Index 2023, el 70% de los trabajadores admite sentirse desconectado de su propósito laboral al menos una vez por semana. Y si bien la pandemia puso este tema en agenda, la vuelta a la presencialidad no lo resolvió: lo profundizó. Porque no se trata de dónde trabajamos, sino de cómo nos relacionamos con lo que hacemos.


La coyuntura presenta desafíos. La incertidumbre económica muchas veces genera tensión e invita a actuar con cautela. Sin embargo, en este contexto desafiante, muchas personas se preguntan por el rumbo que están tomando, en busca de mayor sentido, reconocimiento y proyección. Esta búsqueda, aunque incómoda, puede ser el inicio de un proceso de reconexión con lo que realmente importa.


Desde la psicología organizacional, este estado tiene nombre: desgaste emocional. Desde el coaching ontológico, en cambio, se aborda desde una pregunta distinta: ¿qué interpretación estamos haciendo de nuestro rol? Porque no actuamos solo en función de lo que nos pasa, sino de lo que creemos que eso significa. Si veo mi trabajo como una carga, probablemente lo viva con cansancio. Pero si logro resignificarlo como una posibilidad —aunque mínima— de aportar algo valioso, mi involucramiento cambia. La acción se transforma cuando cambia la mirada.


Y esto no es solo una cuestión individual. La sociología del trabajo lleva tiempo advirtiendo sobre un fenómeno creciente: la automatización emocional. Personas que, frente a contextos exigentes, se blindan para resistir. No se conectan con su entorno porque sienten que no hay espacio. No expresan cómo están porque nadie escucha. No se involucran porque el sistema no lo valora.


Por eso, hablar de “recuperar la presencia” no es un slogan bonito. Es una necesidad urgente. Porque no se puede construir compromiso sobre el vacío. Y porque las organizaciones no pueden sostenerse solo con gente cumpliendo horarios. Se sostienen con personas que encuentran un sentido —aunque sea pequeño— en lo que hacen.


¿Cómo se logra esto? Primero, con líderes que habiliten conversaciones reales, no solo bajadas de línea. Segundo, con culturas que validen el bienestar como parte de la estrategia, no como un beneficio optativo. Tercero, con espacios donde se pueda preguntar —sin miedo— “¿cómo estás?”, y donde esa pregunta no quede en el aire.


Estar presentes es más que cumplir funciones. Es participar desde un lugar que nos haga sentido. Es traer el cuerpo, sí, pero también la atención, la emoción y el propósito. En un mundo que nos pide correr, recuperar la presencia es un acto contracultural. Y profundamente necesario.
Porque al final del día, el problema no es estar en el trabajo. El verdadero desafío es habitarlo.

Fuente: Yamila Martorell. Master coach profesional y Vicepresidente de la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional (AACOP)

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