"El trabajo no atenta contra el vínculo entre las madres y nuestros hijos. Las madres podemos trabajar si lo necesitamos, si nos gusta, si tenemos la obligación o la cultura del trabajo o lo que fuera. El trabajo no impide las relaciones amorosas", asegura la escritora y terapeuta Laura Gutman.
En cambio, señala que "nuestra propia infancia atravesada por experiencias sufrientes de desarraigo afectivo, obstaculizan el encuentro apasionado con la criatura".
"El trabajo suele funcionar como un refugio valorado socialmente en el que las mujeres nos resguardamos. Logramos la aprobación del entorno, que afirma –al igual que nosotras- lo buenas madres que somos ya que “queremos pero no podemos” permanecer en franca conexión con los niños.
Este es un engaño individual que luego se plasma en un engaño colectivo. No estoy juzgando si alguien es buena o mala madre. Sólo afirmo que no es verdad que “queremos” fundirnos con nuestros hijos. No es posible “querer” algo que nos aterroriza", agrega.
Según la especialista, hay momentos en que muchas mujeres sienten la necesidad de escapar, aunque no se diga en voz alta: "Socialmente sería inaceptable admitir el deseo de tomar distancia ante la intensidad afectiva que implica el cuidado de un bebé, una demanda que puede resultar abrumadora. Expresarlo abiertamente bastaría para que la sociedad las etiquete como malas madres".
"Todas preferimos ser aceptadas, elogiadas y valoradas por nuestras capacidades; y exclamar que si el mundo no fuera tan cruel y si los gobiernos pagaran subsidios a las madres, con gusto nos quedaríamos con nuestros hijos", añade.
Y continúa: "Pero eso es falso. ¿Sería bueno que los gobiernos paguen subsidios? Claro, sería estupendo. En los países más desarrollados, ocurre. Sin embargo, que las mujeres recibamos dinero suficiente del gobierno (o de nuestra familia, de la pareja, de una herencia o de nuestra propia renta) no garantiza que contemos con los recursos emocionales suficientes para fundirnos en las necesidades de nuestros hijos pequeños.
Tampoco garantiza que asumamos la intención de revisar nuestra historia real, observando con honestidad el propio vacío, para generar cambios a favor del niño, deseoso de nutrirse de nuestro amor".
Laura Gutman es considerada como una de las voces más firmes de esta temática y tiene 14 libros publicados, que son fuente de consulta de madres y padres que buscan nuevos horizontes para la crianza de sus hijos. Es conferencista, investigadora de la conducta humana y creadora de la Biografía Humana. En París, se graduó en Psicopedagogía Clínica aplicada a las Ciencias de la Educación.
Fuente: Mariela Blanco, periodista. Instagram: @marielablancoperiodista
Correo: [email protected]
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