En el mundo de los eventos, hay un detalle que puede transformar cualquier reunión en una experiencia memorable: las miniaturas gastronómicas. Versátiles, atractivas y llenas de sabor, estas pequeñas creaciones —también conocidas como Finger Food— enriquecen la interacción entre los invitados.
Ya sea en un encuentro íntimo en casa, una celebración elegante o un evento corporativo, el catering con miniaturas permite ofrecer una mayor variedad de sabores, texturas y formatos sin que los asistentes tengan que limitarse a un solo plato. Además, su presentación práctica y creativa favorece que todos puedan circular libremente, copa en mano, sin sacrificar comodidad.


Marina Becher, creadora de un reconocido emprendimiento de miniaturas, aporta su enfoque único a esta tendencia. Formada en hotelería y relaciones públicas, se reencontró con su pasión por la cocina luego de convertirse en madre y completó su formación con cursos de pastelería, panadería y un posgrado, hasta crear una propuesta donde lo artesanal, lo gourmet y lo visual se combinan con delicadeza e intensidad.
En sus palabras, busca que sus creaciones “no sólo sean muy sabrosas sino que también sean visualmente tentadoras y huelan rico”. Su catering artesanal en miniatura destaca por la fusión de sabores exóticos, texturas refinadas y atención al detalle, logrando que cada evento se convierta en una experiencia memorable.


Más que comida: una experiencia para recordar
Las miniaturas se volvieron una tendencia gastronómica pero, sobre todo son un recurso inteligente que aporta dinamismo y estilo. Su gran ventaja es la adaptabilidad: desde opciones sin gluten hasta propuestas veganas, siempre hay una alternativa saludable y deliciosa. Y con una correcta planificación, pueden prepararse con anticipación para facilitar la logística y reducir el trabajo post evento.
Un buen catering con miniaturas siempre se luce más cuando la presentación es protagonista. Una mesa principal tipo banquete no solo es funcional para disponer la comida, sino que también se convierte en un elemento clave de la ambientación.


La cantidad de piezas es otro aspecto fundamental: para un evento de unas tres horas se recomienda calcular al menos doce piezas saladas y cuatro dulces por persona, ajustando el número según el tamaño de las porciones y el tipo de actividad. Si el evento incluye baile o shows, es ideal aumentar la cantidad para que la energía no decaiga.
La organización previa también marca la diferencia. El freezer puede ser tu gran aliado para preparar las piezas con antelación y guardarlas bien cerradas, rotuladas y fechadas, de modo que solo quede darles el toque final antes de servir.


En cuanto a la disposición, la armonía visual es clave: jugar con diferentes alturas genera dinamismo, pero es importante que todo esté al alcance de la mano y que la comida se distribuya de forma pareja para evitar que los invitados se concentren en un solo punto.
Por último, la ambientación puede elevar la experiencia; velas y flores aportan calidez, aunque siempre deben colocarse con cuidado para evitar accidentes y sin aromas que compitan con los platos.


La clave del éxito
Organizar un evento con miniaturas es más que servir comida; es crear momentos. Escuchar al cliente, adaptarse a sus necesidades y mantener un estilo propio son pilares fundamentales para diferenciarse. Y si es un evento personal, lo más importante es animarse a experimentar y divertirse en el proceso.
