Cuando hablamos de salud sexual solemos pensar en prevención de enfermedades o en reproducción, pero el concepto es mucho más amplio. Incluye cómo funcionan nuestras hormonas, cómo nos sentimos con nosotras mismas y con los demás, y de qué manera construimos vínculos. Y en este Día Mundial de la Salud Sexual vale la pena detenernos a reflexionar: ¿qué significa realmente vivir la sexualidad de manera plena?
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¿Cómo influyen las hormonas en la sexualidad?
Las hormonas son protagonistas invisibles en nuestra intimidad. Estrógenos, progesterona y testosterona están directamente ligados al deseo, mientras que la oxitocina fortalece el placer y los lazos afectivos. En cambio, cuando el cortisol o la prolactina se elevan por estrés o insomnio, el interés sexual puede disminuir.
- En las mujeres, los cambios hormonales son más notorios durante la menopausia, cuando la caída de estrógenos impacta en el deseo, el estado de ánimo y la lubricación.
- En los hombres, la testosterona baja de forma gradual, lo que puede modificar el apetito sexual o la potencia, aunque con hábitos saludables y acompañamiento médico es posible sostener una vida sexual plena en cada etapa.
Deseo, asexualidad y diversidad de experiencias
El deseo sexual no es universal ni uniforme. Hay quienes lo viven con mayor intensidad, quienes lo atraviesan de forma intermitente y también quienes se identifican como parte del espectro asexual. La asexualidad no significa necesariamente falta de deseo o de placer, sino otra manera de experimentar la sexualidad. Reconocer esta diversidad nos ayuda a derribar prejuicios y a validar experiencias distintas.
Bienestar físico, emocional y de pareja
El bienestar sexual está íntimamente relacionado con cómo cuidamos el cuerpo y la mente:
- Alimentación: sumar antioxidantes, frutas y grasas saludables.
- Movimiento: la actividad física mejora la circulación y eleva la autoestima.
- Descanso: dormir bien regula hormonas clave.
- Gestión del estrés: meditación, yoga o mindfulness ayudan a equilibrar emociones.
Además, la comunicación en la pareja es esencial: hablar de los cambios, expresar necesidades, animarse a explorar nuevas formas de conexión.
Educar sin tabúes
Todavía hay silencios y mitos en torno a la sexualidad. Educar sin prejuicios, desde la infancia hasta la adultez, permite vivir la intimidad de manera más libre y consciente. La salud sexual necesita un abordaje integral que combine endocrinología, ginecología, urología, psicología y nutrición, porque cada historia es única.
Este Día Mundial de la Salud Sexual es una invitación a mirarnos con más empatía: entender que los cambios hormonales son parte de la vida, que la salud mental y emocional impactan en la intimidad, y que hablar sin tabúes nos permite construir vínculos más sanos y auténticos.
Fuente: Dra. Laura Maffei (M.N. 62441), endocrinóloga clínica, directora de Maffei Centro Médico e Investigación Clínica Aplicada. Miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y de la Endocrine Society. Autora de Alicia en el país del estrés.
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