La miel es un producto con innumerables propiedades. Contiene ácidos orgánicos, agua, aminoácidos, azúcares, enzimas, levaduras, minerales, oligoelementos, polen, propóleo, proteínas, sustancias antibióticas, sustancias aromáticas y vitaminas.
Muchas personas la consumen, con leche, para combatir el insomnio y con té cuando sienten molestias en la garganta y resfrio. Pero también es sumamente útil para aliviar ciertas dolencias como la gastritis, la gastroenteritis y el dolor de estómago.
Lo que no todos saben es que la miel también es ideal para preparar máscaras caseras y nutrir la piel de nuestro rostro después del invierno. ¿Cómo preparar esta máscara? Muy simple:
Ingredientes:
-1/4 taza de leche
-1/4 taza de miel.
Procedimiento:
Colocar la miel en una olla a fuego mediano hasta que se derrita. Agregar la leche y dejar que todo se caliente y una bien, hay que usar una cucharada de madera para revolver bien la preparación. por unos minutos. Quitar la olla del fuego y cuando se haya enfriado lo suficiente, aplicar la mezcla en la cara y el cuello. Dejar actuar por unos 15 minutos y después enjuagar con agua tibia. Podés preparar la cantidad que quieras y guardarla en la heladera por una semana.
-Es mejor evitar la miel esponjosa o espumosa; no se trata de miel de mala calidad, pero indica que está fermentando y no es del todo apropiada para el consumo humano.
-El color de la miel puede oscilar entre el amarillo pálido y el amarillo intenso, entre un color ámbar claro y el castaño acaramelado muy oscuro; tené en consideración que cuanto más oscura es, más abunda en minerales.
Es importante recordar que no se debe suministrar miel a niños menores de un año, ya que puede haber riesgo de contraer botulismo. Tampoco es aconsejable durante el embarazo y el período de lactancia.