Casarse en invierno ya no es una rareza: cada vez más mujeres eligen los meses fríos para celebrar su boda. Lejos del calendario tradicional, la temporada invernal abre posibilidades nuevas, desde locaciones más íntimas hasta una estética diferente, más relajada y poética.
Camila Romano, eferente en el universo de la alta costura nupcial, nos invita a descubrir el encanto de decir “sí” en invierno. "La novia de invierno es más libre. No está atada a las fechas más concurridas y suele elegir con libertad desde un lugar muy personal", afirma.

Y agrega: "El paisaje cambia y también la energía: el sol bajo, los árboles ocres o una montaña nevada pueden ser el escenario perfecto para una historia de amor".

¿Casarse con frío? Una experiencia mágica
Quienes dudan entre una boda de verano o una de invierno suelen temerle a las bajas temperaturas. Pero Camila es contundente: “No es un problema. Para la ceremonia, podés pensar un abrigo súper canchero que forme parte del vestido, y la mayoría de las fiestas son en interiores. Además, la ambientación invernal es divina: leños, mantas, velas… Todo se vuelve más cálido y especial”.

Para Camila, el invierno no impone reglas en cuanto a la elección del color de la prenda, sino que amplía las opciones. “Algunas novias eligen blanco puro, otras prefieren tonos más cálidos como el marfil o el off white. Todo depende del estilo de cada una. El frío no limita: habilita”.

Cómo se viste una novia en invierno
La propuesta estética también se adapta. Camila sugiere pensar en vestidos con cuerpo pero versátiles, que abrigan sin perder fluidez ni elegancia.

“Se pueden sumar capas de terciopelo, prendas tejidas, ruanas y detalles bordados en hilos de seda. Son vestidos con cuerpo, sí, pero que se aligeran gracias a accesorios como pueden ser colas o mangas desmontables, que se pueden quitar después de la ceremonia”, aclara la diseñadora.


Los detalles marcan la diferencia, y Camila los piensa para cada mujer según su estilo, su cuerpo y su edad. Entre sus propuestas más habituales para novias invernales aparecen los cuellos cerrados, las mangas largas de encaje, las ruanas y —por supuesto— las capas:

“Una capa puede transformar completamente un vestido. Me encanta proponer prendas que acompañen la ceremonia y después se puedan quitar en la fiesta”, explica.
Una novia inolvidable en Bariloche by Camila Romano

Para cerrar, Camila recuerda una experiencia que la marcó: “Una novia que se casó en su hotel en Bariloche. Hicimos un vestido simple, en tul bordado con hilos de seda, y para la ceremonia lo acompañamos con un spolverino de chiffon de seda natural en color off white. Cuando me mandó la foto, junto al novio, con el lago de fondo y las montañas nevadas, entendí que habíamos creado algo único, en perfecta armonía con el paisaje. Fue pura belleza y calma, como el invierno mismo”.
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