El Prinsjesdag, el tradicional Día del Príncipe que cada tercer martes de septiembre inaugura el año parlamentario en los Países Bajos, volvió a convertirse en una verdadera pasarela real. Y como cada año, Máxima de Holanda acaparó todas las miradas con un look majestuoso, en el que combinó historia, elegancia y su característico sentido de la moda.
Mientras sus hijas apostaron por estrenos, la reina sorprendió al rescatar un vestido gris que usó hace 14 años, en el Prinsjesdag 2011 y más tarde en un evento oficial en Brunéi, y darle nueva vida con algunos cambios sutiles pero efectivos.

El look de Máxima: un vestido con historia, renovado con estilo propio
El diseño, confeccionado en un delicado tejido con hilos metalizados, tiene escote drapeado, mangas y escote semitransparentes y una suave cola, que le aportan un aire regio y sofisticado. Esta vez, Máxima lo actualizó reemplazando el cinturón original por uno tipo cordón, un detalle que lo hizo lucir distinto y contemporáneo sin perder su esencia.

Para completar el estilismo, la reina eligió un clutch en un tono gris más oscuro, que aportó un leve contraste al look monocromático.

Tocado XL y perlas grises: su sello inconfundible
Como es habitual en ella, el gran protagonista fue el tocado XXL, un accesorio que Máxima convierte en marca registrada: una pieza escultural con base plana lateral adornada con flores y hojas en relieve, todo en el mismo tono gris del vestido.

Además, sumó pendientes y un collar de perlas grises, que aportaron un brillo sutil y reforzaron el aire solemne y sofisticado de su look.
Con este estilismo, Máxima volvió a demostrar que no necesita estrenar para impactar: su capacidad para resignificar piezas antiguas y hacerlas lucir actuales la consolida como una de las royals más fashionistas de Europa.
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