De chico imaginaba parlantes en los postes de luz, como si toda una ciudad pudiera vibrar con su voz. Mientras ayudaba a su mamá en el kiosco familiar de Monte Grande, ya soñaba con ser locutor, con acompañar a la gente desde un micrófono, con hacerlos bailar, reír, pensar. Esa intuición precoz no fue un capricho infantil: fue el germen de una vocación profunda que lo llevó, años más tarde, a cumplir el sueño de trabajar en Los 40, conducir en televisión, subirse al streaming con FM LUZU y crear su propio medio digital.
Cris Vanadía tiene una historia de pasión, esfuerzo y reinvención constante. Es hijo único, fue operario en la pyme familiar, se llenó de plástico reciclado antes de llegar al camarín de un canal, durmió poco y soñó mucho.
Hoy, con más de 400 mil seguidores en Instagram y una carrera que lo posiciona como referente de una nueva generación de comunicadores, habla con Para Ti sobre su camino, las decisiones que marcaron su vida y el motor que lo mantiene en movimiento: la convicción de que se puede vivir haciendo lo que uno ama.

Desde chico, supo que quería trabajar en la radio: Crsi Vanadia y su historia en Monte Grande
- Viendo tu trayectoria, pareciera que siempre supiste a dónde querías llegar. ¿El amor por la locución y la radio nació con vos, o fue algo que se fue gestando con el tiempo?
- Es increíble, pero fue desde muy chiquito. Recuerdo que anoche, hablando con un amigo, nos reíamos de cuando éramos chicos, a los 6 o 7 años. Mi mamá tenía un kiosco en Monte Grande, de donde somos, y yo iba a ayudarla. Me pasaba las tardes imaginando cómo sería si en todos los postes de luz de la ciudad hubiera parlantes, de esos que se usan para vender cosas, y que por ahí se escuchara música o alguien hablando. Que sonara por toda la ciudad. Ya desde esa edad me fascinaba la idea.
Y no solo imaginaba, también actuaba: en los cumpleaños familiares, era el que conducía, hacía bailar a todos, contaba adivinanzas, hasta hacía videos recopilando saludos para el cumpleañero. Eso después se potenció muchísimo en el colegio, sobre todo en el secundario. Conducía los cumpleaños de 15, los actos escolares y me encantaba armar todo el equipo de sonido.

Desde ahí, lo sentí, lo viví y no hubo otra opción en mi cabeza: quería laburar en la radio. Empecé a escuchar Los 40 y dije: "Quiero trabajar ahí". Me dijeron que tenía que estudiar locución, y así lo hice.
- ¿Cómo fueron esos primeros pasos en la radio, cuando todavía estabas en Monte Grande?
- En el secundario, la cosa se puso seria. Con mis amigos hacíamos radio desde casa y se escuchaba en el colegio. Al día siguiente, generaba un revuelo tremendo lo que hablábamos. Así que nos animamos y fuimos a una radio de Monte Grande, donde nos dieron un espacio.

Estuvimos unos 5 años al aire. Nuestro programa se llamaba "Previa Extrema". Para que pegara y tuviera repercusión, se nos ocurrió una idea para la época de "Combate": les regalábamos crédito a los fans para que votaran a sus participantes favoritos. Eso lo hacíamos por Twitter con un hashtag, y se hizo tendencia todos los fines de semana cuando estábamos al aire. Nos dio una repercusión enorme, entrevistábamos a los chicos, como Nico Occhiato, Mica Viciconte, todos nos daban una mano.
Ahí, empecé a jugar de verdad a hacer radio. Nos dieron una hora, pero yo quería más. Después, fueron tres y terminé dirigiendo la radio. Hacía de todo: salía a vender la publicidad por el centro, programaba los anuncios, la música, hasta me pasaba las tardes escuchando La 100 para anotar qué canciones sonaban y encontrar un criterio de programación. Todo eso, mientras estudiaba locución. Fueron mis verdaderos comienzos.
- ¿Y cómo manejaste la presión familiar, sobre todo al principio, cuando tus padres quizás tenían otros planes para vos?
- Tenía muy claro lo que quería, pero mis viejos no. Soy hijo único y querían que siguiera con el emprendimiento familiar, una pyme de tapas plásticas que era de mi abuelo. Había mucha presión para que continuara con eso y lo mantuve mucho tiempo.

Trabajé ahí, hacía tapas y partículas plásticas. Mi viejo se metía desde las cuatro de la mañana hasta las siete de la tarde. Me acuerdo que, cuando ya estaba laburando en Los 40 y Quiero, seguía yendo a trabajar con él. Molía material que quedaba en desuso para reutilizarlo y ese molino hacía un ruido tremendo y salpicaba plástico por todos lados. Llegaba a Quiero, me sacudía en el camarín, y seguía lleno de plástico. De ahí me iba a Los 40. Dormía muy poquito, iba de lunes a lunes entre Monte Grande y Capital.
En un momento, no pude más y solté el trabajo con mi viejo. Fue duro al principio, pero hoy tenemos una relación hermosa. Ellos querían una cosa para mi vida y yo otra. Intuyo que también había muchos miedos de su parte, así que tuve que darles muchas reconfirmaciones para que se quedaran tranquilos de que podía construir algo por este lado.
A pesar de todo, siempre fueron muy compañeros, estaban en todos los programas. Cuando estaba en la radio local, mi viejo iba a los locales de Monte Grande a decirles que funcionaba la radio, sin decir que era mi papá. Siempre bancando, a su manera.
Cris Vanadia y sus sueños cumplidos
- Lograste cumplir tu sueño de trabajar en Los 40 siendo tan joven. ¿Cómo hacés para seguir alimentando ese "hambre", esas ganas de crecer, cuando ya alcanzaste metas tan grandes?
- Cuando se cumple un sueño como el de Los 40, o después lo de trabajar con Tinelli, la gente piensa que ya está. Pero no es así. Primero, hay que prepararse para eso y estar óptimo para desempeñarse bien cuando llega la oportunidad. Y una vez que lo lográs, hay que mantenerlo. Siempre quiero dar mi mejor versión.

No es que diga: "Ya cumplí este sueño, ahora quiero otro". Todo fue tiempo al tiempo, pasito a pasito, probando qué funcionaba, qué no, escuchándome mucho. Lo de Los 40 se cumplió, y todo lo demás fue pasando orgánicamente. Por ejemplo, lo del casting de Quiero se dio porque un compañero de Los 40 me recomendó. Estuve cinco años ahí. En el medio, surgió lo de Canal 9 con "Dale Like", que era un desafío totalmente diferente. No era mi meta, pero era una linda oportunidad. Todo eso te va forjando y te obliga a estar preparado para lo que vaya pasando.
- Hablando de desafíos, después de tantos años en Quiero, ¿cómo viviste la etapa sin televisión y luego la llegada al Bailando, que se sentía un poco "fuera" de tu camino habitual?
- Dejar Quiero, donde estuve unos 5 años, fue difícil. Era mi lugar, mi "colegio", la pasaba increíble con mis amigos y el equipo. Cuando terminó mi etapa ahí, fue un tiempo sin tele, con muchas preguntas y "quilombos" en mi cabeza. Ahí es donde uno se replantea: "¿Y ahora qué?".
Por otro lado, todas las experiencias, cada charla con un artista, te dejan algo. Aprendí muchísimo a escuchar, a no tener todas las preguntas armadas de antemano, sino a estar atento a la charla.
Y lo del Bailando, con el diario del lunes, uno puede pensar que no estaba alineado con mi CV de locución y programas, pero me ayudó muchísimo a crecer a los golpes. A resolver un programa con una estructura increíble e inmensa, a estar a la altura. Me encantaba ver a Tinelli en acción. Recuerdo el día que Marcelo me saludó y me dijo: "Hola Cristian, estoy muy contento de que estés haciendo el streaming. Si estás vos, estoy tranquilo".
Me fui y lloré en el auto, llamé a mis viejos, y esa noche soñé que mi abuelo me abrazaba. Ese fue un momento "guau, ¿qué onda esto que está pasando?". Además, el Bailando me ayudó muchísimo a poder expresarme, a dar mi opinión. Antes me guardaba todo, me daba vergüenza hablarle a la gente, a los seguidores, me decía: “¿Quién soy yo para esto?” o “Hay otros que lo hacen mejor”. Entendí que estaba bueno ser yo, que tenía cosas para contar y que podía inspirar. Todo eso es un laburo de mucho tiempo, de ir resolviendo inseguridades.
Su presente en LUZU
- Y de repente, llega Luzu. ¿Cómo fue esa propuesta, y qué significa este nuevo capítulo para vos?
- Estaba feliz. Venía siguiendo a Luzu desde hacía mucho tiempo y los admiraba por la energía que transmitían, el entusiasmo, esto de “queremos hacer algo, podemos hacerlo, probemos, vayamos al frente”. Hay una comunidad que acompaña de una manera hermosa.
Me fui de Los 40 después de unos 8 años, sintiendo que había cumplido un ciclo, y renuncié sin tener nada seguro. En paralelo, venía trabajando en un proyecto personal, "La Subimos", un medio digital de música que ahora también abarca gaming, deportes, cultura pop, contado por jóvenes. Es como mi espacio para hacer las ideas que no caben en otro lado.

Al toque dije que sí porque era más o menos lo que venía haciendo en Los 40 y en la radio de Monte Grande, pero en streaming: acompañar a la gente, ponerles música, subírsela, escucharlos, que ellos sean protagonistas con sus audios y que se arme esa comunidad. El enfoque es el mismo.
La estamos pasando hermoso, el equipo es genial, y lo que nos motiva es la gente. Los mensajes que nos llegan dicen que el programa les da alegría, les ayuda a levantarse temprano. En solo cuatro meses al aire, ¡hicimos una fiesta que vendió todas las entradas en 20 minutos!. Hay una libertad increíble para trabajar ahí.
- ¿Qué proyectos a futuro tenés en mente?
- En cuanto al futuro, con lo dinámico que viene todo, lo que tengo en la cabeza es que quiero estar tranquilo, cómodo, poder vivir de lo que hago y disfruto, y estar acompañado de gente linda. Mi sueño era ser conductor de la tele que veía de chico, y hoy veo y digo: "Hoy quiero ser conductor de FM Luzu". Es el número uno en streaming, y no sé qué pasará en 10 años, si será tele, streaming, o algo nuevo. Creo que hay que ser permeable al contexto, los sueños van cambiando.

Estoy en un momento de muchas preguntas, de crecimiento mental, leyendo, teniendo tiempo para mí, queriendo formarme, tocar un instrumento. Estoy full foco en el laburo, pero por suerte tengo más tiempo que antes para disfrutar de hacer planes diferentes y conocer gente.
Para este año, mis planes son full "FM LUZU" y hacer crecer "La Subimos". También, se vienen viajes y coberturas musicales, que era un objetivo que tenía. Me encanta viajar, conocer otras culturas, ver cómo hacen contenido, inspirarme. Me gusta conocer artistas desde otro lado, no sólo en un estudio, sino recorrer una ciudad con ellos.
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