Lo que empezó como una inquietud aislada terminó convirtiéndose en una causa judicial que hoy sacude a una comunidad educativa entera. Familias de alumnos del Colegio Palermo Chico denunciaron a un empresario, padre de uno de los chicos, por presuntos abusos y corrupción de menores. La Justicia ya analiza al menos diez casos.
La investigación apunta a Marcelo Porcel, quien fue acusado por padres de adolescentes de entre 13 y 14 años. Los hechos denunciados no habrían ocurrido dentro del colegio, pero sí en espacios vinculados al entorno del acusado: viviendas particulares y su oficina.
Cuando la confianza se vuelve una alerta
Según relatan las familias, Porcel tenía un vínculo cercano con los compañeros de su hijo. Se ofrecía para trasladarlos, organizaba encuentros y se mostraba disponible para acompañarlos en actividades deportivas. Ese rol, que en un primer momento fue leído como un gesto de compromiso, con el tiempo comenzó a generar incomodidad.
De acuerdo con las denuncias incorporadas al expediente, muchas de esas reuniones terminaban en su casa o en otros inmuebles. Allí, según los testimonios, se repetían situaciones similares: insistencia para que los chicos se quedaran a dormir, consumo de alcohol y ofrecimientos de dinero a cambio de determinadas conductas.
Un patrón que se repite
Los relatos de las presuntas víctimas coinciden en describir una metodología progresiva. Primero, propuestas aparentemente inofensivas; luego, desafíos, dinero y alcohol. En algunos casos, también se mencionan apuestas online y premios simbólicos —como figuritas del Mundial 2022— para incentivar el consumo.
La causa incorpora mensajes de WhatsApp en los que se organizaban encuentros y se reforzaba la idea de que lo que ocurría debía mantenerse en secreto. Para los denunciantes, ese silencio era parte central del mecanismo.
La causa judicial
El expediente se inició el 5 de julio de 2024 y tramita en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°50, con intervención del fiscal Pablo Turano.
Desde el comienzo, el juez Carlos Manuel Bruniard dispuso una prohibición de contacto entre el imputado y las presuntas víctimas, sus familias y los espacios que los chicos frecuentan, como el colegio y el club GEBA.
La investigación avanzó con allanamientos y el secuestro de celulares y dispositivos electrónicos, que están siendo peritados. Entre el material analizado se incluyen imágenes y conversaciones consideradas relevantes para la causa.
Por el momento, Porcel se encuentra imputado, pero no fue llamado a indagatoria ni se ordenó su detención preventiva. La Justicia resolvió aguardar a que todas las presuntas víctimas declaren en Cámara Gesell, para evitar revictimizaciones.
El impacto en la comunidad educativa
Desde el Colegio Palermo Chico informaron que, al tomar conocimiento de denuncias por hechos presuntamente ocurridos fuera del ámbito escolar, activaron los protocolos correspondientes y dieron intervención a los organismos de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes. La familia del acusado ya no forma parte de la institución.
Mientras la causa sigue su curso, las familias esperan definiciones judiciales. El expediente, aún en etapa de investigación, expone una trama que —según quienes denunciaron— se sostuvo en la confianza, el silencio y el paso del tiempo.
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