Flor de la V y la anécdota de su prima, el espejo y el casamiento que marcó su vida: "Entré antes que la novia y toda la iglesia se dio vuelta" - Revista Para Ti
 

Flor de la V y la anécdota de su prima, el espejo y el casamiento que marcó su vida: "Entré antes que la novia y toda la iglesia se dio vuelta"

Flor de la V abrió su corazón en el podcast de Angie Landaburu y compartió recuerdos íntimos de su infancia, el inicio de su transición y las experiencias que marcaron su vida personal y mediática.
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En una nueva edición de su podcast Ángeles y Demonios, Angie Landaburu entrevistó a Flor de la V, quien se sinceró como nunca sobre su infancia, el inicio de su transición, su historia familiar y la lucha por los derechos de la comunidad trans en Argentina.

La infancia y la primera sensación de diferencia

“Creo que a partir de los 4 años sentí de verdad que había algo distinto en mí”, recordó Flor. Hasta los dos años y medio "en mi casa me permitían hacer de todo. Después viví en un mundo donde era el binarismo absoluto. Me censuraban, me castigaban, me obligaban a jugar al fútbol o a hacer cosas de varón. Fue bastante violento”, contó.

"Mis primas eran muy importantes porque con ellas yo exploraba todo lo que era el mundo femenino y encontraba esa cosa de poder liberar todo lo que yo sentía o este deseo el poder jugar, el poder divertirme sin ser juzgada, cuestionada. La verdad que fueron los mejores años de mi vida", expresó.

La presentación en sociedad como Florencia

Flor compartió la anécdota de cómo se mostró por primera vez en público ya como Florencia, en el casamiento de su prima Elizabeth, hija de la hermana de su papá: “Yo ya había iniciado mi transición... No es que la avisé a toda mi familia, pero tampoco se enteraron de la noche a la mañana que yo era Gabo y después me transformé en una mujer. Y cuando mi prima me mandó la invitación le dije: "Yo ya soy Florencia". Y me respondió: ‘Vení como quieras’."

"Me hice un vestido hermoso, me monté, alquilé un auto y llegué a la iglesia. Entré antes que la novia y toda la iglesia se dio vuelta. Se escuchó un aaahhhh. Yo sentía que al San Cayetano se le caía la criatura de las manos", contó Flor.

El espejo como símbolo

El relato de Flor estuvo atravesado por un momento clave: el día en que se vistió de mujer y se miró al espejo. “Ahí sentí que mi vida cambió para siempre. El espejo tiene mucho significado para nosotras, porque cuando no te devuelve la imagen que querés hay frustración. Ese día me encontré”, confesó.

El casamiento de blanco, una declaración política

Su boda también fue un hecho simbólico: “Fue el vestido más difícil que elegí. Para mí casarme de blanco fue una declaración política. Mi vida siempre lo fue. Bautizar a mis hijos también lo fue”. Y habló de los testimonios de familias y jóvenes trans la emocionan profundamente: “Hace poco una chica en Uruguay me dijo que fui muy importante en su transición. Es lo que más me gratifica: ayudar a que otros vivan con amor y acompañamiento”.

Flor también habló de la violencia mediática que atravesó, especialmente al momento de convertirse en madre. “Era el momento más hermoso de mi vida y fui atacada y violentada. Me costó mucho”, reveló.

Sobre su fuerza interior, explicó: “La construí. Cuando te echan de tu casa, cuando se rompe ese vínculo sagrado con tus padres, te toca renacer. Yo nunca miré para atrás. Siempre supe que era valiosa y que iba a poder ser lo que quisiera”.

Por último, compartió su costado más íntimo: “Tengo un vínculo sagrado con la máquina de coser. Cada vez que estoy angustiada me pongo a coser y siento paz. Es como mi ángel”.

Y también habló de sus hijos: "Mis hijos saben que tienen una mamá comprometida, que tienen una mamá que lucha por los derechos humanos, que es una mamá que se enfrenta a muchas adversidades y la verdad que siempre ellos me enseñan. En los momentos de oscuridad, de tristeza, ellos están ahí sin saberlo -porque no saben lo que te está pasando-, pero te dan un abrazo porque te conocen mejor que nadie, desde que nacen te miran, entonces, saben cuando estás bien y cuando estás mal".

Flor cerró la charla hablando de su hija: “Ella es mi debilidad. No cose, pinta, y lo hace maravillosamente. También tiene ese don en las manos”.

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