Si hay algo que caracteriza a la Familia Real británica es su apego al protocolo. Aún en los casos más extremos. Por eso resultó por demás llamativa la actitud que tuvo el príncipe William durante un servicio religioso que presenciaba este martes, 27 de febrero.
El heredero al trono se retiró de un servicio religioso debido a un "asunto personal": estaba formando parte de la conmemoración de la muerte de su padrino, el rey Constantino de Grecia. La actitud de William resultó extraña, sobre todo en el contexto de hermetismo en torno a la salud de su esposa, Kate Middleton.
Por el momento, el Palacio de Kensington confirmó -muy escuetamente- que la Princesa de Gales está "bien", aunque se sabe que estará fuera de sus actividades hasta abril.
Por el momento, Kate está instalada en Adelaide Cottage, donde se repone de una operación abdominal que por el momento no fue especificada, junto a sus hijos.
Se cree que la enfermedad de Kate, futura reina, es más seria de lo que el Palacio está admitiendo. La Princesa pasó 13 días recuperándose en la clínica privada de Londres luego de haber sido operada el 16 de enero.
A pocos días de este suceso, sorprendió la noticia de que el rey Carlos III había sido diagnosticado con cáncer, enfermedad que ya está tratando.
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