Hay ídolos que trascienden el tiempo, los títulos y las rivalidades. Y hay ausencias que, aunque no siempre se nombren, siguen doliendo. En una entrevista reciente, José Luis Clerc no pudo contener la emoción al hablar de Guillermo Vilas, el máximo referente del tenis argentino, y le dedicó unas palabras que conmovieron a todos.
Con lágrimas en los ojos, Clerc reconoció cuánto extraña a Vilas y cuánto significó en su vida personal y deportiva. “No sabés lo que lo extraño”, dijo, visiblemente afectado, dejando al descubierto un vínculo profundo que se fue construyendo con los años.
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Cuando le preguntaron qué le diría hoy si tuviera la posibilidad de hablar con él, su respuesta fue directa, sincera y cargada de sentimiento: “Que lo quiero, que lo extraño, que me disculpe si alguna vez le falté el respeto. Son muchas las veces que le falté el respeto, pero una en serio”.
Lejos de cualquier ego o competencia, Clerc reconoció la dimensión histórica y humana de Vilas. “Que fuiste un ídolo, que fuiste un genio. Gracias por todo lo que hiciste por mi país y gracias por todo lo que hiciste también por mí, porque si hiciste cosas por mi país, lo hiciste por mí también”, expresó.
El momento dejó al descubierto no solo la admiración profesional, sino también el arrepentimiento, el agradecimiento y el cariño que muchas veces se dicen tarde, pero que siguen siendo necesarios. Fue un testimonio crudo, honesto y profundamente humano.
Las palabras de Clerc no solo homenajearon a Guillermo Vilas, sino que reflejaron el peso emocional que dejan los grandes referentes cuando ya no están presentes como antes. Un ídolo eterno, recordado desde el respeto, la emoción y el amor.
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