La vida interrumpida de Iryna Zarutska, la joven asesinada en el tren: "soñaba con un futuro mejor" - Revista Para Ti
 

La vida interrumpida de Iryna Zarutska, la joven asesinada en el tren: "soñaba con un futuro mejor"

Escapó de la guerra en Ucrania para buscar un futuro mejor en Estados Unidos. Trabajaba en una pizzería, estudiaba inglés y soñaba con rehacer su vida. Pero una noche, al volver a casa, su historia se truncó en un vagón de tren por un ataque brutal.
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Iryna Zarutska había nacido con la luz de las mujeres que sueñan despiertas—una gota de esperanza en medio del ruido de la guerra. Huyó de Kiev en 2022, escapando de las bombas. Con su madre y sus dos hermanos, puso rumbo a Estados Unidos con un solo equipaje emocional: el deseo de comenzar de nuevo, de construir una vida pausada, de alma cotidiana.

Ella era Irina
Ella era Irina

En Charlotte lo hizo todo para rehacer esa vida. Trabajaba a tiempo completo en una pizzería local, sorbiendo café entre clientes, risas, pedidos urgentes. Por las noches iba al colegio comunitario para pulir su inglés, cada clase una promesa de mayor libertad. “Era una joven amable y trabajadora, profundamente querida por su familia y amigos”, decía el comunicado de su obituario.

Una tarde cualquiera, tras terminar su turno, se subió al tren ligero de la Blue Line. Se sentó junto al pasillo, con auriculares puestos; llevaba una gorra de trabajo que la protegía del calor y del viento ficticio de los sueños. No sabía que detrás de ella, en otro asiento, estaba Decarlos Dejuan Brown Jr., un hombre de 34 años, con la capucha roja echada, la mirada ausente, convicciones peligrosas: creía que le vigilaban con chips; creía que la mente le leían; o tal vez no creía en nada, salvo en el delirio.

Junto a su novio. Ella soñaba con un futuro mejor.
Junto a su novio. Ella soñaba con un futuro mejor.

Cuatro minutos pasaron. Ella, absorta en el mensaje que le acababa de escribir a su novio: “llego pronto a casa”. Él, encorvado, con la capucha, quizá escuchando voces. De repente, Brown sacó una navaja, la abrió con un chasquido seco, se levantó. Fue veloz: primer cuchillazo al cuello, luego al tórax. Iryna gritó o al menos lo intentó; la expresión de incredulidad aún puede verse en video: sus manos se llevan la boca. Se desploma veinte segundos después, sangrando, sin ayuda.

Escapó de la guerra con su mamá y hermanos para ir a un lugar seguro. Nunca imaginó que allí iba a encontrar la muerte
Escapó de la guerra con su mamá y hermanos para ir a un lugar seguro. Nunca imaginó que allí iba a encontrar la muerte

Los otros pasajeros se paralizan. Nadie corre. Nadie la sostiene. Uno vuelve la mirada; otro se aleja. Sólo después, en la parada East/West Boulevard, al detenerse el vagón, Brown sale caminando, como si nada.

Iryna muere allí mismo, a las 21:55, en un vagón iluminado de acero y vidrio, con el sonido de trenes de fondo. Esa noche, le había escrito a su novio: “Llego pronto a casa”.

El último video de Irina Zarutska

Su novio subió a las redes sociales este video de los últimos momentos compartidos con Irina, una especie de homenaje a su amor:

Después del ataque

El asesino, Decarlos Dejuan Brown Jr., no era un desconocido para el sistema: múltiples arrestos, una vida marcada por la enfermedad mental, diagnósticos de esquizofrenia, delirios sobre chips y vigilancia, pedidos de internación, alertas familiares que no fueron suficientes.

El papá de Irina, Stanislav Zarutska, se quedó en Ucrania: las reglas de guerra impiden que hombres en edad de combate abandonen el país. No pudo asistir al velorio de su hija. “Está devastado”, dijeron quienes lo rodean.

El novio, los amigos, la comunidad ucraniana en Charlotte, velas encendidas, flores azul y amarillo, fotos sonriendo, imágenes cotidianas convertidas en memoria urgente.

Hoy, mientras su padre la llora desde Ucrania y su madre apenas encuentra fuerzas para salir de casa, la ausencia de Iryna se siente en cada rincón de Charlotte. Sus amigos todavía guardan los mensajes de voz en los que hablaba de sus sueños y su risa contagiosa.


El tren donde perdió la vida sigue su recorrido diario, pero para quienes la conocieron, cada estación será un recordatorio de lo que la guerra y la violencia le arrebataron a una joven que solo quería vivir en paz.

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